“Hola alguien tiene por favor la receta del aguachile de camarón. Diossss, está buenísimo lo he descubierto en este último viaje a México y sería un sueño aprender a hacerlo, es difícil??”. El mensaje, publicado en Twitter, encendió el martes las redes sociales en México. En cuestión de minutos, Rosalía recibió una lista interminable de recetas de aguachile. Algunas incluían ingredientes como un diente de ajo, algo que no es usual en ese platillo.
El aguachile es un plato que los mexicanos nacidos en el occidente del país aman y defienden, porque siempre hay alguien que dice: “Es como un ceviche, ¿no?”. No, no es como un ceviche. Ese manjar de camarones casi crudos aderezados con chile, limón verde, sal y pimienta, coronados con un poco de pepino en rodajas y cebolla morada fileteada es mucho más sencillo que un ceviche. Parece fácil de preparar, pero hay ciertos detalles importantes que lo hacen único, o lo convierten en una papilla terrible y aguada, de sabor ácido, imposible de comer.
Claves del aguachile
El aguachile lleva en el nombre una de sus cualidades clave: el marisco se macera en una agüita de limón con chile que hace salivar a cualquiera. Y quizás esta agüita cuenta su origen. Alex Zárate es el chef de Campobaja, un restaurante de mariscos estilo Baja California, y afirma que, “este plato en sus inicios era consumido por las comunidades indígenas de la zona noreste, pero en vez de utilizar mariscos y limón, usaban carne de venado machacada, hervida en agua con toques de chiltepín”.
Para que un aguachile sea delicioso, el camarón debe estar crocante al bocado y eso solo se logra haciéndolo al momento. Y otra prueba infalible de que el aguachile está delicioso es que no vas a permitir que se lleven el plato hasta saborear la última gota de esa agüita picante. Zárate dice que los mejores que ha probado en su vida son de Sonora y Sinaloa, “los dos me volaron los sesos”; Suastegui no olvida uno que comió en Sonora, “en un lugar que se llama Mariscos La Torre 2″; y para equilibrar la balanza, Bermúdez opina que no hay mejores aguachiles que los de las carretas de mariscos de Culiacán y Los Mochis, ambas ciudades de Sinaloa.
Rosalía mencionó un “Diossss, está buenísimo”, sin embargo, Bermúdez va un poco más allá y dice que este platillo tiene una cualidad casi mágica: “Lo especial de un aguachile es esa sensación de curarte una pena al primer bocado, como que te cubre de sabor y de textura; es ácido, picante y rico”.