La falta de alimento en ciertos sectores de la población es un mal que azota al mundo entero. En el otro extremo, el desperdicio de alimentos es un problema que no solo afecta al medio ambiente, sino que tiene importantes implicaciones éticas.
Encontrar una estrategia que permita disminuir el desperdicio, al mismo tiempo de llevar alimentos a quienes lo necesitan, es clave para abatir este tópico, uno de los más preocupantes a nivel mundial.
“En México, 28 millones de personas carecen del acceso a la alimentación. En contraste a estos datos, en nuestro mundo se desperdician mil 300 millones de toneladas de alimentos al año, mientras que nuestro país cada minuto cada minuto se desperdician 38 toneladas”, destaca Ivonne Madrid, directora de Fundación Alsea.
De acuerdo con datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud, en América Latina 56.5 millones de personas padecen algún grado de desnutrición y no tienen acceso a una alimentación adecuada, algo consagrado como un derecho humano.
Un problema de distribución
Aunque en México se producen alimentos más que suficientes para satisfacer la demanda de todos sus habitantes, la distribución y el acceso de la población a la alimentación sigue siendo un reto.
“México es un país rico y diverso en el que se produce suficiente comida para todos. Hay estudios que revelan que en México producimos más de 3 mil kilocalorías por persona por día, sin embargo, cerca del 40 por ciento del alimento que se está produciendo cada año en el país no llegará a su destino y se habrá desperdiciado.
“Mientras, cerca de 30 millones de mexicanos viven en inseguridad alimentaria”, detalla Mariana Jiménez, directora general de la red de Bancos de Alimentos de México.
Mediante sus redes de distribución, la red de Bancos de Alimentos de México ayuda a abatir este problema. A través de sus 53 establecimientos afiliados, la red reparte cada año más de 150 millones de kilos de alimentos entre más de 2 millones de mexicanos, garantizándoles el sustento.
Los cálculos de los integrantes de este esfuerzo altruista son optimistas. De hecho, señalan que, eficientando la forma en la que se recuperan alimentos, incluyendo una mejora en la conservación y distribución de la comida, este problema se podría erradicar en el país.
“Hoy recuperamos solamente el 1 por ciento del alimento que se desperdicia en el país y con eso podemos atender a dos millones de mexicanos que lo necesitan. Estimamos que, si pudiéramos recuperar 30 o 35 por ciento de lo que ya se desperdicia en el país, no habría hambre”, detalló Enrique Gómez Junco, presidente del Banco de Alimentos Cáritas de Monterrey.
Unidos para abatir el hambre
Recientemente, Fundación Alsea donó cinco camiones refrigerados en los que se podrán transportar alimentos a comunidades rurales de igual número de entidades en el país, ampliando la cobertura de los bancos de alimentos.
“La mejor forma de combatir el hambre que padecen millones de personas es la suma de esfuerzos entre las empresas, la sociedad y las organizaciones civiles.
“También hay que consolidar más acciones, como el premio Alsea, que apoya a los proyectos de investigación en materia de alimentación y nutrición, o el movimiento ‘Va por mi cuenta’, que ya cumplió 10 años y solo en 2022 entregó un millón 500 mil comidas nutritivas, principalmente a niños y jóvenes”, concluyó Armando Torrado, director de Alsea.