Mazatlán, Sinaloa (RI Noticias).-El presidente de la Asociación Ganadera en Mazatlán manifestó su escepticismo respecto a la efectividad del programa de bombardeo de nubes anunciado por el gobierno de Sinaloa para mitigar la severa sequía que azota la entidad. Si bien reconoce la posibilidad de lluvias tempranas pronosticadas por meteorólogos, el líder ganadero expresó su falta de plena confianza en que el bombardeo de nubes sea la solución definitiva a la crítica falta de agua.
“Ahorita traemos la esperancita que ya se están arrimando los meteorologistas que saben de todo eso, que posiblemente nos llueva temprano. Yo en mi opinión particular, el bombardeo de nubes yo no le tengo fe, se me hace un dinero mal gastado, ojalá que me equivoque y que llueva”.
En este contexto de incertidumbre, la asociación ganadera local está tomando acciones concretas para enfrentar la sequía. En colaboración con la presidenta municipal, anunció el apoyo con la donación de 25 presas (presas pequeñas) gratuitas para el sector ganadero, con el objetivo de que los productores puedan almacenar la mayor cantidad de agua posible ante la difícil situación.
En cuanto a la declaratoria de emergencia por sequía en Sinaloa, el líder ganadero considera que esta solicitud debió haberse realizado con anticipación, dada la gravedad de la situación que enfrenta el estado. Señaló que la falta de alimento para el ganado es crítica y que las presas se encuentran prácticamente secas, lo que hace lamentable que Sinaloa no sea contemplada en una declaratoria de desastre natural de este tipo.
El representante del sector ganadero recordó que la problemática de la sequía no es nueva, ya que el año pasado las lluvias fueron insuficientes, y la situación se ha agravado en la presente temporada. Insistió en que, a pesar de que la situación es de conocimiento público, a veces las autoridades parecen no dimensionar la magnitud del problema.
Finalmente, el líder ganadero ejemplificó la gravedad de la sequía en la zona sur de Mazatlán, donde la sequía de los pozos obligó a muchos productores a vender su ganado por la falta de agua incluso para el consumo básico.