Una mujer de nombre María Paulina Almanza, madre de Alana, una menor de ocho años asesinada presuntamente por policías ministeriales el pasado lunes en San Miguel de Allende, Guanajuato, pidió ayuda a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, por el feminicidio de su hija.
La menor fue asesinada cuando los policías ministeriales cumplimentaban una orden de aprehensión contra su esposo.
“¡Ayúdenme por favor a que se haga justicia!”, exclamó la mujer en compañía de dos abogados que acusaron a los agentes ministeriales que, vestidos de civil y en un vehículo sin identificación oficial, dispararon al vehículo en el que trasladaban a dos niñas a la escuela.
La mujer mostró la imagen de la camioneta en la que su esposo trasladaba a sus dos menores hijas la mañana del pasado martes. Alana, su hija de ocho años, murió por tres impactos de bala, mientras que su hermana se encuentra herida.
“Es la foto del vehículo donde iban mis hijas, miren cuántos impactos, por detrás, por detrás donde estaban mis hijas; ¡Cuántos disparos tiene el vehículo!, ¡Vean el tamaño del orificio!, Del impacto”, dijo la mujer con lágrimas en los ojos.
Expuso que su esposo, de nombre Alan, gritó que sus hijas iban con él, sin embargo, los policías no detuvieron los disparos.
“Hoy mi amada hija Alana no está conmigo porque la balacearon, fue víctima de un feminicidio cobarde mientras su padre la llevaba a la escuela, a ella y a su hermana Oriana, quien está aterrorizada”, señaló María Paulina.
La mujer pidió el apoyo de la presidenta Sheinbaum, así como de Citlalli Hernández, Alejandro Gertz Manero, Omar García Harfuch, a la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo, para que se haga justicia y que no quede impune el feminicidio de su hija.
“Señora presidenta, usted tiene los medios, tiene el poder, por favor. No es posible que maten a niños yendo a la escuela, que no estén seguros de ir a la escuela. Mi hija llevaba sus cosas, llevaba su libro de Harry Potter, le faltaba poco para terminarlo, el libro se quedó en el coche porque ella ya no está “, dijo la madre.
La mujer tenía todo preparado para hacerle una fiesta a su hija precisamente este jueves 13 de marzo, cuando cumpliría nueve años. “Ayúdenos a que no quede impune”, pidió.
Aseguró que su esposo, Alan, no puede estar con su propia hija, ni puede darles un abrazo ni despedirse de Alana, pues se encuentra detenido por falsas denuncias.
El pasado martes 11 de marzo, en un comunicado, la Fiscalía General del Estado dio a conocer que durante la ejecución de una orden de aprehensión por el delito de feminicidio en grado de tentativa, el acusado se resistió al mandato, atacando a dos agentes policiales, quienes fueron lesionados, y quienes repelieron la agresión.
El hecho ocurrió en la glorieta Las Ventanas, en San Miguel de Allende, donde, se dijo, una niña fue lesionada en el intercambio de disparos y murió.
La orden de captura habría sido consecuencia de una denuncia por parte de la hermana del detenido, quien dijo que el fin de semana pasado le disparó con un arma de fuego y la lesionó.
El abogado Pablo González Sierra dijo tener conocimiento de que el domingo pasado la Fiscalía obtuvo una orden de aprehensión contra Alan Jacinto, padre de Alana, la menor asesinada, que la fiscalía no cumplimentó en esa fecha, y tampoco el lunes.
Consideró que quisieron realizar una detención espectacular poniendo en peligro la vida de las dos menores.
“Mi cliente estuvo en la Fiscalía el 10 de marzo durante más de tres horas; ahí pudo haber sido detenido sin poner en riesgo a su familia, pero prefirieron un operativo espectacular que resultó en la muerte de una niña de 8 años”, dijo el abogado.
Difirió de la narrativa oficial, en el sentido de que su cliente disparó a los agentes de Investigación Criminal que le pidieron que detuviera el vehículo, sino que fueron los mismos elementos de la Fiscalía, quienes no se identificaron, quienes dispararon.
González Sierra exigió que se proporcionen los videos de las cámaras de seguridad del trayecto del vehículo en el que viajaba Alan y las dos pequeñas cuando se dirigían a la escuela, y después al hospital, cuando su hija le dijo que tenía sangre porque le habían disparado, para que se vea cómo ocurrieron en realidad los hechos.
Señaló que la actuación de los agentes de Investigación Criminal fue negligente y violenta, de un vehículo sin placas ni luces descendieron sujetos armados vestidos de civil.
Dijo que, ante el temor de un ataque criminal, la familia intentó huir y fue entonces que comenzaron los disparos. La familia había sido víctima de amenazas y extorsiones previas, que denunció en la Fiscalía.
