El romance es uno de los conceptos que mejor manejamos los mexicanos. Los detalles en días como el de San Valentín o el de las Madres, cumpleaños y otras fechas especiales, casi siempre tienen como protagonistas a las flores.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, cada año se cultivan casi 5 mil millones de flores ornamentales en el país, siendo el Estado de México la entidad donde se producen las mayores ganancias con respecto a esta actividad.
Por otro lado, según una encuesta realizada por el Inegi, son las rosas, las gerberas, las lilys y la ave del paraíso las variedades favoritas entre los mexicanos, que también incluyen tulipanes y girasoles en arreglos de mayor valor.
Pero aunque suelen ser elementos tradicionales que casi nunca se cuestionan, siempre vale la pena preguntarse por qué lo hacemos. Conoce la historia detrás de regalar flores a los seres queridos.
¿Qué significa regalar flores?
El significado de regalar flores ha evolucionado a lo largo del tiempo, aunque casi siempre alude a la belleza y al renacimiento. Lo mismo en los rituales de los antiguos nórdicos, como el midsommer, durante el cual las mujeres jóvenes portaban coronas de flores recién cortadas, que en el Día de muertos, donde los pueblos originarios empleaban el aroma de las flores para guiar a las ánimas, las flores son un elemento de vinculación con la Tierra.
Sin embargo, la configuración moderna de la tradición de obsequiar flores tiene que ver más con la época victoriana, donde obsequiar flores como rosas, claveles o lavanda, eran considerados detalles que hablaban sobre mensajes de amor y respeto entre las personas.
“Nosotros seguimos conservando esta tradición que ha trascendido el tiempo, las fronteras y las culturas. Estamos seguros que las flores tienen ese campo magnético que hacen esa conexión entre las flores y las personas.
“Esa conexión magnética estamos seguros que una vez que nosotros distinguimos el color, el olor, la forma, la textura de las flores, simple y sencillamente nos conecta con ese sentimiento que le queremos transmitir a la persona”, explica, en entrevista exclusiva para El Heraldo de México, Jacqueline Vázquez, directora floral de Blanc Florería.
Una señal de romance
Es difícil saber cuándo comenzó la costumbre de regalar flores. De hecho, es probable que haya nacido a la par de los ritos funerarios de los primeros humanos nómadas y que su cultivo haya crecido a la par de la agricultura.
Una de las primeras pruebas escritas del uso de las flores, y en particular de las rosas, con fines románticos, data del siglo 5 antes de Cristo, cuando se detallaba que las rosas eran las favoritas de la diosa Afrodita, por lo que eran símbolo de amor.
Debido a que su cultivo no estaba tan difundido, las flores eran consideradas como un símbolo de riqueza, por lo que en culturas como la egipcia o la mexica fueran una de las ofrendas favoritas para reyes y dioses.
Ya durante la Edad Media, las flores retomaron su uso romántico: rosas, gerberas y claveles eran señal inequívoca de enamoramiento. En los Países Bajos, por ejemplo, se impulsó el uso del tulipán, mucho más duradero que las rosas, como alternativa romántica.
La época victoriana fue verdaderamente la época de oro de las flores. Durante esa época incluso se publicó un amplio catálogo sobre las flores y el significado que tiene regalarlas o recibirlas.
En la era moderna, regalar flores se ha convertido en un hecho social no necesariamente amoroso. De hecho, los antiguos ramos se han transformado en vistosos arreglos que pueden agasajar a mujeres y hombres, a amigos y enamorados.
“Si tú me dices, yo quiero algo para mis amigos, mi familia e incluso para mí misma, yo te preguntaría: ‘¿qué estamos celebrando?’
“Hay arreglos de Los Vengadores, Spiderman; estas son nuevas tendencias donde hay arreglos temáticos y 100 por ciento personalizados. Lo que más se puede vender son las rosas, los tulipanes, los girasoles, creo que son los top tres”, añade Vázquez.
¿Cómo mantener en buen estado un arreglo floral?
Jacqueline Vázquez te dice cómo puedes hacer que tus arreglos duren por más tiempo
- Corta en diagonal los tallos de las flores, en un ángulo de 45 grados
- Pon en agua y cámbiala cada dos o tres días
- No las expongas al sol o la luz directa
- Ponlas en un sitio fresco al interior de tu casa.
