Un reciente estudio publicado en Nature Aging identificó a la proteína Brevican como factor clave para mantener el cerebro joven y saludable. Dicha proteína no solo se ve vinculada a una menor atrofia cerebral, sino que también podría reducir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades neurodegenerativas.
El envejecimiento cerebral está caracterizado por la reducción progresiva del volumen del córtex y la atrofia de estructuras como el hipocampo y el tálamo. Dicho proceso es capaz de acelerar la aparición de enfermedades neurodegenerativas y afectar la calidad de vida. Sin embargo, los investigadores de las universidades de Fudan y Zhengzhou, en China, han identificado una conexión crucial: niveles elevados de la proteína Brevican están directamente relacionados con una menor atrofia cerebral y mejor rendimiento cognitivo.
Y que la proteína Brevican actúa en las sinapsis, facilitando la comunicación neuronal y desempeñando un papel esencial en funciones como la memoria espacial. Según los investigadores, analizar su concentración en sangre tiene el poder de ofrecer una manera no invasiva de estimar la edad cerebral de una persona. Marcando un antes y un después en la prevención de enfermedades neurológicas.
El equipo analizó un total 2 mil 922 proteínas en muestras de sangre. En concreto, durante la comparación con resonancias magnéticas cerebrales, solo 13 proteínas mostraron una relación significativa con el envejecimiento cerebral. De estas, Brevican destacó por ser una proteína con efecto protector, mientras que otras, como GDF15 se asociaron a un envejecimiento acelerado.
Desarrollar biomarcadores con Brevican permitiría detectar envejecimiento cerebral
Además, se observaron patrones no lineales en los niveles de algunas de ellas, lo que sugiere la idea de que el envejecimiento no es un proceso gradual que se produzca siempre al mismo ritmo. Dichos puntos de inflexión bioquímicos podrían ser momentos clave para intervenir y frenar el deterioro cognitivo.
La investigación señala que la proteína Brevican podría ser utilizada farmacológicamente para tratar o prevenir el envejecimiento cerebral desde la neurociencia. Sus efectos positivos incluyen el mantenimiento del volumen del córtex y de regiones profundas del cerebro como el hipocampo, áreas críticas para la memoria y el aprendizaje.
Además, su presentación en niveles altos se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades como el Alzheimer, Párkinson o sufrir un ictus.
Asimismo, este hallazgo también apunta a la posibilidad de desarrollar biomarcadores basados en Brevican. Lo anterior permitiría detectar el envejecimiento cerebral de forma temprana, facilitando intervenciones preventivas antes de que los síntomas clínicos se manifiesten. Un dato adicional interesante es que, aunque el envejecimiento afecta incluso a cerebros sanos, esta proteína parece ofrecer un escudo protector contra los efectos más perjudiciales de la edad.
Desde la perspectiva de la neurociencia y la psicología, el presente avance podría tener implicaciones profundas para detener el deterioro cognitivo, punto clave del envejecimiento cerebral. En particular, las personas mayores enfrentan desafíos psicológicos, como la pérdida de autonomía y cambios en la identidad personal, estrechamente ligados a la función cerebral. Por tanto, una herramienta que frene el antedicho deterioro podría mejorar significativamente la calidad de vida.
Aunque los resultados son prometedores, los autores del estudio subrayan la existencia de limitaciones. En particular, se destaca que el análisis se basó en datos de una población específica del Reino Unido, lo que limita la generalización de los resultados a contextos más diversos con variaciones genéticas y ambientales.
Ahora, aún quedan incógnitas por resolver. Por ejemplo, los mecanismos exactos a través de los cuales Brevican ejerce su efecto protector no están completamente aclarados. Asimismo, es necesario explorar cómo su interacción con otras moléculas influye en diferentes patologías cerebrales.