México enfrenta una disminución histórica en la producción de maíz, mientras que las importaciones, principalmente de Estados Unidos, superan récords, intensificando la dependencia alimentaria del país.
Según datos oficiales del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) y la Agencia Nacional de Aduanas, la producción de maíz cerrará 2024 con 23.3 millones de toneladas, la cifra más baja desde 2014. De este total, el maíz blanco, esencial para la elaboración de tortillas, representa 20.3 millones de toneladas, marcando el nivel más bajo en 12 años.
Desde la década de 1990, México había logrado la autosuficiencia en maíz blanco; sin embargo, la producción se ha estancado debido a factores como el cambio de cultivos hacia opciones más rentables, como las berries, y las sequías que han afectado a productores en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. En contraste, la superficie destinada a berries se ha triplicado en los últimos diez años, alcanzando más de 55 mil hectáreas.
Por su parte, las importaciones de maíz amarillo, utilizado principalmente en la ganadería, podrían superar los 23.9 millones de toneladas para finales de este año, un aumento del 21 % en comparación con 2023. Esto coloca a México como el principal importador de maíz a nivel mundial, dependiendo en gran medida de cultivos transgénicos provenientes de Estados Unidos.
El panorama se complica con el panel de controversias en el marco del T-MEC, relacionado con la prohibición del uso de maíz transgénico para consumo humano en México. De perder el panel, el país podría enfrentar sanciones comerciales y un debilitamiento de su posición para regular las importaciones.
“Estamos en un momento crítico para la seguridad alimentaria de México”, advierte Juan Carlos Anaya, director del GCMA. La caída en la producción podría derivar en un aumento en los precios de productos básicos como la tortilla, golpeando directamente la economía de los hogares mexicanos.
Mientras tanto, la transición hacia cultivos más lucrativos y la falta de políticas efectivas para incentivar la producción nacional de maíz plantean un reto para la autosuficiencia alimentaria del país, dejando en el aire la pregunta de si México podrá revertir esta tendencia en los próximos años.