Fecha y densidad de siembra, factores cruciales para mejorar la eficiencia hídrica y el rendimiento en áreas semiáridas
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de San Luis, Argentina, ha presentado una investigación innovadora que propone estrategias fundamentales para optimizar el uso del agua y mejorar la productividad del maíz en regiones semiáridas con recursos hídricos limitados.
El estudio se enfoca en cómo la fecha y la densidad de siembra pueden transformar la eficiencia hídrica del cultivo. Maximiliano Riglos, investigador principal del proyecto, explicó que una estrategia de siembra tardía permite acumular más humedad en el suelo, reduciendo la demanda de agua durante las fases críticas del maíz. “Al posponer la siembra, la fase crítica del cultivo coincide con condiciones ambientales más favorables en febrero, lo que mejora significativamente la eficiencia en el uso del agua”, afirmó.
En cuanto a la densidad de siembra, Riglos resaltó la necesidad de un equilibrio. Una densidad menor facilita que cada planta acceda a más recursos, como agua y nutrientes. Sin embargo, advirtió que una reducción excesiva podría impactar negativamente la productividad.
Nicolás Rusoci, colaborador del estudio y actualmente en INTA Pergamino, añadió que la evapotranspiración, que es la pérdida de humedad del suelo y el cultivo, varía considerablemente según la fecha de siembra. “Las siembras tardías no solo son más eficientes en el uso del agua, sino que también pueden ofrecer mejores rendimientos, especialmente cuando las temperaturas extremas afectan los periodos críticos del maíz”, explicó Rusoci.
El equipo del INTA San Luis subrayó que, aunque no se encontraron diferencias sustanciales en la eficiencia hídrica entre estrategias, el rendimiento del grano está directamente relacionado con la evapotranspiración durante todo el ciclo de crecimiento.
Como recomendación final, el estudio sugiere evaluar en detalle las condiciones de cada lote antes de definir la densidad de siembra. En áreas con alta disponibilidad de agua y nutrientes, una mayor densidad puede ser beneficiosa. En cambio, en escenarios con rendimientos promedio o bajos, es preferible mantener densidades menores para evitar la competencia entre plantas.
Riglos concluyó que, en zonas con heladas tardías y lluvias estacionales, las siembras tardías son la mejor opción. No obstante, en años con clima favorable o acceso a riego, adelantar la fecha de siembra podría maximizar la productividad, siempre considerando los riesgos climáticos.
Este estudio del INTA ofrece una guía esencial para agricultores que buscan hacer un uso eficiente del agua y mejorar los rendimientos del maíz en condiciones desafiantes, marcando un paso clave en la adaptación de la agricultura a regiones semiáridas.