Estudios realizados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), demuestran que el exceso en el consumo de azúcar contribuye al daño crónico del cerebro, propiciando al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
En publicaciones del The American Journal of Clinical Nutrition, consultadas por el LabDo, se especifica que el azúcar libera endorfinas en el cuerpo y se combina con otras sustancias químicas del organismo, produciendo así, un aumento de energía repentino, por lo que si una persona mentalmente relaciona la producción de energía con el consumo de azúcar, puede volverse adictiva al igual que sucede con las drogas, en donde a diferencia del tratamiento por el consumo de éstas, así como el alcohol, la adicción al azúcar puede centrarse en cambios en la alimentación, terapia y, en algunos casos, el apoyo de medicamentos.
Pero se considera de suma importancia tener cuidado en el tratamiento, ya que al igual que las drogas que se dejan de consumir de golpe, abstenerse de consumir azúcar puede provocar síntomas negativos, como como antojos intensos de alimentos dulces, cambios de humor, aumento de la ansiedad, fatiga, irritabilidad, náuseas, dificultad para concentrarse, así como patrones de sueño alterados.
La cualidad “adictiva” crítica del azúcar puede restringirse a su dulzura, valor nutricional o alguna combinación de los dos, las cuales pueden ocurrir a través de tres mecanismos neuronales: uno relacionado con la palatabilidad (agradable al paladar), otro con el valor calórico, y un tercero que surge de una combinación de ambos.
En los últimos 50 años, el consumo de azúcar se ha triplicado en todo el mundo. En muchas partes, la gente está consumiendo un promedio de más de 500 calorías al día solo con el azúcar añadido (jarabe de maíz con alto contenido de fructosa), por lo que especialistas recomiendan llevar una dieta balanceada libre de azúcares, que permita llevar una mejor calidad de vida.