Mazatlán, Sin.- (RI Noticias) – En un acto cargado de fe y esperanza, mujeres empacadoras de Mazatlán se reunieron en el monumento a la Virgen de la Puntilla, un lugar emblemático para el gremio pesquero, donde elevaron plegarias por una mejor temporada camaronera. Sin embargo, más allá de la espiritualidad, este encuentro se convirtió en un llamado desesperado a las autoridades para que no las dejen solas en medio de una crisis que amenaza su sustento.
Elba Alicia Espain, líder de las empacadoras, expuso el impacto devastador de las bajas capturas de camarón, que han reducido drásticamente las oportunidades laborales. “Antes, los barcos traían hasta 25 toneladas; hoy, apenas llegan con cinco. Muchas empacadoras solo trabajan uno o dos meses al año”, lamentó.
La situación es crítica. Recientemente, dos plantas congeladoras cerraron sus puertas, dejando a 40 mujeres sin empleo. A esto se suma la incertidumbre de otras tantas que dependen de un segundo viaje que tal vez no se concrete este año.
Ante esta realidad, las empacadoras han intentado buscar alternativas. Han participado en cursos de elaboración de piñatas, mermeladas, velas aromáticas y otros productos, pero no han recibido los recursos necesarios para emprender negocios. “Hemos solicitado préstamos y apoyos para comenzar, pero la mayoría apenas tiene para comer”, explicó Espain.
El programa Bienpesca, que otorga 7,200 pesos anuales a pescadores, ha sido un alivio parcial, pero insuficiente. La líder hizo un llamado al gobernador Rubén Rocha Moya y a las autoridades federales para adelantar este apoyo en enero, considerando la dura temporada navideña que enfrentan.
El sector camaronero, que alguna vez fue un pilar económico de la región, enfrenta una tendencia a la baja. Según Espain, el panorama es sombrío: “Si seguimos así, en cinco años habrá menos barcos operativos y más familias sin ingresos. Muchas mujeres mayores, que no pueden conseguir empleo en otros sectores, están desesperadas”.
Con lágrimas contenidas, Espain reflexionó sobre el día a día de estas mujeres: “Es muy difícil. Apenas sale para comer. Para muchas, esta es su única fuente de ingresos, y sin camarón, no hay Navidad, ni regalos, ni cena”.
Aunque la situación es alarmante, las mujeres mantienen la esperanza. Durante la misa oficiada en la Puntilla, pidieron fuerza y un cambio en la próxima temporada. Mientras tanto, siguen esperando una respuesta contundente de los tres niveles de gobierno.
“Nos urge que nos volteen a ver. No queremos limosnas, solo queremos trabajar”, concluyó Espain, dejando claro que la fe es lo último que estas mujeres están dispuestas a perder.