El intercambio de maíz entre Estados Unidos y México alcanzó niveles históricos durante los primeros nueve meses de 2024, con importaciones que sumaron 4 mil 252 millones de dólares, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Esto se da en un contexto marcado por la disputa comercial en torno al maíz genéticamente modificado y una caída significativa en la producción nacional.
El valor registrado representa un máximo histórico para el periodo enero-septiembre y apunta a superar la marca de 5 mil 386 millones de dólares alcanzada en todo 2023. Este incremento se atribuye, en parte, a la baja en la producción mexicana de maíz, que entre enero y septiembre de 2024 cayó un 33%, alcanzando apenas 9.3 millones de toneladas, frente a los 14 millones del mismo periodo en 2023.
El desplome en la producción y la baja en los precios internacionales de los granos han reducido el valor total de la producción nacional de maíz, que pasó de 4 mil 999 millones de dólares en 2023 a 2 mil 882 millones de dólares en 2024.
El panorama se complica con la disputa generada por el decreto presidencial emitido en febrero de 2023, que prohíbe el uso de maíz transgénico en productos para consumo humano, incluidas tortillas y masa. Esta medida llevó a Estados Unidos y Canadá a solicitar un panel de controversias bajo el T-MEC, cuyo resultado preliminar, desfavorable para México, fue informado el pasado 22 de octubre.
Según Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Economía, México aún tiene oportunidad de responder antes de la resolución definitiva, prevista para el 14 de diciembre.
De acuerdo con Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), México enfrenta tres posibles desenlaces:
Imposición de aranceles selectivos: Podrían afectar productos clave como aguacates, tequila y autopartes.
Renegociación de términos: Sería la opción más compleja pero permitiría mantener ciertas restricciones al maíz transgénico.
La falta de un marco regulatorio claro para diferenciar y etiquetar el maíz no modificado genéticamente genera incertidumbre sobre la pureza del grano en las importaciones y su mezcla con variedades transgénicas. Esto podría complicar la implementación del decreto y la relación comercial con Estados Unidos.
Mientras tanto, la caída en la producción nacional y la dependencia de importaciones siguen marcando desafíos para el sector agrícola mexicano, especialmente en un contexto de sequía y falta de programas que impulsen la productividad.