El término conducta alimentaria hace referencia a la manera en la que las personas se conducen respecto a la comida y engloba aspectos como los hábitos, las preferencias en la selección de un comestible por encima de otro, la manera en que se preparan, la forma en que se consumen e, incluso, los horarios en los que sucede, señala la Mtra. Mary Ann Mosti, especialista en psicología bariátrica del Centro Médico ABC.
En México, la Secretaría de Salud indica que el 25% de los adolescentes padecen, en diferentes grados, algún trastorno de la alimentación.
Tener una buena conducta alimentaria implica variedad en lo que se consume, como equilibrio, con el objetivo de asegurar los requerimientos nutrimentales específicos para cada persona.
Ante esto, es necesario incluir diferentes grupos de alimentos, en las cantidades correctas y en función a las necesidades que podríamos tener dependiendo de nuestra edad, género, condición de salud y estilo de vida. Un ejemplo de esto es que un hombre de 30 años y practica deportes de alta intensidad tendrá un requerimiento nutricional diferente a uno de la misma edad que sea sedentario.
¿Es lo mismo una mala alimentación que un trastorno de la conducta alimentaria?
Al momento de hablar sobre los hábitos alimenticios, la Mtra. Mosti señala que hay una gran diferencia entre una mala alimentación y un trastorno alimenticio.
Señala que una mala alimentación puede englobar múltiples factores, tanto voluntarios como involuntarios. Por ejemplo, aunque una persona coma de todos los grupos de alimentos, su dieta puede estar desequilibrada si su alimentación es alta en grasa, carbohidratos y poca fibra. Otra situación que puede generarla es que no se tenga acceso a ciertos alimentos, el desconocimiento o el gusto o preferencia por cierto tipo de alimentos.
En conjunto, todas estas actitudes pueden denotar una alimentación inadecuada, pero no necesariamente serían un trastorno de alimentación.
Por otra parte, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son padecimientos mentales graves que afectan tanto la salud física como la psicológica de aquellas personas que los padecen.
Estos trastornos suelen estar acompañados por pensamientos inadecuados relacionados a la comida, a la forma corporal o al peso del individuo. Estos pensamientos suelen generar conductas que se consideran perjudiciales como la restricción de calorías, episodios de atracones, comer productos que no se consideran alimentos o realizar prácticas como el vómito.
La Mtra. Mosti explica que las causas de estos trastornos son de origen multifactorial:
- Factores biológicos: se puede presentar una predisposición genética lo que aumenta la vulnerabilidad, especialmente si existen antecedentes familiares de estos trastornos.
- Factores psicológicos: el perfeccionismo, la baja autoestima, el miedo al fracaso o algunas experiencias traumáticas pueden predisponer a este tipo de conductas.
- Factores sociales y culturales: la presión de los estándares de belleza que se promueven a través de los medios de comunicación, redes sociales y en los entornos sociales o profesionales juegan un papel importante.
- Cambios en la vida: también es posible que cambios como mudarse a una ciudad nueva, la pérdida de un ser querido o pasar de la niñez a la adolescencia; ser víctima de acoso por el peso o la imagen corporal pueden detonar algún trastorno alimenticio, especialmente si cuenta con otros factores de riesgo.
Tipos de trastornos de la conducta alimentaria
Los principales trastornos de la conducta alimentaria que se presentan en la actualidad son:
Anorexia nerviosa: se caracteriza por una restricción severa de calorías, esto lleva a una pérdida extrema de peso que puede llegar a ser peligrosa. Quien vive con anorexia tiene una visión distorsionada de su cuerpo, lo que hace que se perciba con sobrepeso a pesar de estar en un estado de desnutrición. Esta persona suele dejar de comer, contar calorías todo el tiempo y se preocupa de manera constante por cómo se ve y su peso.
Bulimia nerviosa: Alguien que padece bulimia puede experimentar episodios de atracón, es decir, ingiere grandes cantidades de comida en un período corto de tiempo y con la sensación de pérdida de control al comer; seguido a esto, presenta conductas compensatorias, las cuales tienen el objetivo de anular la acción del atracón y puede constar de inducir el vómito, consumo de laxantes o practicar ejercicio de una manera excesiva. La bulimia se caracteriza por una preocupación constante por el peso y su imagen corporal, generando ciclos de atracones y conductas compensatorias.
Trastorno por atracón: en este trastorno existe un consumo excesivo de alimento en un periodo corto de tiempo con la sensación de pérdida de control, pero, a diferencia de la bulimia, no tiene conductas compensatorias. Esto puede llevar a un aumento significativo de peso y problemas de salud asociados a lo mismo. Las personas que padecen este trastorno pueden realizarlo en secreto por la pena o vergüenza ante los demás por su manera de comer.
Pica: este trastorno es mayormente frecuente en niños, aunque también los adultos lo pueden desarrollar. Aquí la persona siente la necesidad de ingerir productos o sustancias que no tienen valor nutricional como gis, tierra o cabello. La pica puede ser una conducta ocasional, pero también evolucionar al nivel de un trastorno; adicionalmente, el riesgo se puede potenciar en función al tipo de producto que está ingiriendo.
Trastorno de rumiación: la persona come y regurgita la comida de manera repetitiva; es posible que lo mastique de nuevo y escupa, o que lo mastique de nuevo y lo vuelva a ingerir. Para que se considere esta acción como un trastorno se debe descartar que la persona no tenga alguna otra condición física que lo pudiera provocar como el reflujo gastroesofágico.
Trastorno evitativo: también conocido como trastorno restrictivo de la alimentación, la persona tiene una aversión a cierto tipo de alimentos o puede mostrar una falta de interés en comer, a menudo el rechazo a la comida puede estar motivado por miedo a las consecuencias físicas pero que no se relacionan a otra condición de salud. Por ejemplo, alguien que no come verduras crudas por miedo a enfermarse.
Importancia de la atención médica
Los TCA pueden presentarse en cualquier persona, no importa la edad, el género, la educación, ni el nivel socioeconómico, comenta la Mtra. Mosti. Al ser una situación con tantos matices y que en los tiempos actuales ha incrementado su incidencia, es indispensable no normalizar estas conductas y buscar atención especializada lo antes posible, para prevenir que se agrave el trastorno mismo y las secuelas que puede generar.
Hay que recordar que los trastornos de la conducta alimenticia son afectaciones mentales y, por lo mismo, es difícil que remitan por sí solas, no son situaciones que involucren solo fuerza de voluntad o el pensar que “yo solo puedo controlarlo”; va mucho más allá de eso.
Si se sospecha de la presencia de un trastorno es importante identificar si existe una causa médica o personal, como por ejemplo, el caso de cambiar los hábitos alimenticios por haber asistido con un nutriólogo quien sugirió un tipo específico de dieta, o que algún especialista haya recomendado perder o aumentar peso con el fin de mejorar la salud, o que exista un diagnóstico de intolerancia o alergia a cierto tipo de alimentos.
En caso de que el cambio en la conducta alimentaria no esté relacionado a ninguna de estas situaciones y que, adicionalmente, se vean implicados cambios en la conducta, en la actitud hacia la comida o preocupación excesiva por el peso o la imagen corporal o en la forma de llevar su día a día, es importante buscar atención especializada.
De primera instancia, la atención médica permitirá identificar las causas de estos cambios y determinar si puede tratarse de un trastorno. En caso de que sea un trastorno, lo esencial es buscar atención psiquiátrica o psicológica y, adicionalmente, puede requerir del apoyo de otros especialistas como nutriólogos, médicos internistas o médicos endocrinólogos; es importante que la persona reciba un tratamiento multidisciplinario.
La Mtra. Mosti también explica que algo importante de entender es que un trastorno de la conducta alimentaria no se cura en el sentido estricto, pero sí se controla, pudiendo llegar a estar ausente durante periodos prolongados de tiempo; pero debido a que las causas son multifactoriales, se deben considerar como trastornos crónicos donde siempre existe la posibilidad de una o más recaídas, pero, con el apoyo continuo y el correcto monitoreo, se puede trabajar adecuadamente en caso de que se presenten.
El Centro Médico ABC cuenta con un equipo de profesionales especializados en brindarte la atención que requieras. En el Centro Neurológico podrás encontrar especialistas en tratar los diferentes trastornos de la conducta alimentaria; mientras que en el Centro de Nutrición y Obesidad podrás conocer la manera más óptima de llevar una alimentación saludable, así como controlar problemas de sobrepeso u obesida