La margarina es un alimento que se elabora mediante la hidrogenación de aceites vegetales, es más barata que la mantequilla y resulta más fácil de untar, al ser más blanda. Si lo que se busca es una alternativa a la manteca y a la mantequilla, esta es una opción de 12 pesos que ha sido estudiada y aprobada por expertos en alimentos.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) realizó un análisis exhaustivo de 19 marcas de margarina disponibles en el mercado, evaluando que cumplieran con la normativa vigente, esto es: su información al consumidor, el tipo de grasa utilizada, los niveles de grasas trans y la cantidad de sal presente.
Tras las pruebas, la Profeco consideró que la margarina Iberia sin sal aprobó todas las evaluaciones de calidad y normativa. El producto, que se encuentra disponible en tiendas de conveniencia a sólo 12 pesos, no contiene colesterol y utiliza grasa vegetal en su composición.
De acuerdo con el estudio, la margarina Iberia sin sal cumple al brindar información clara y precisa al consumidor; usa grasas vegetales en su preparación y cumple las especificaciones de calidad establecidas en la norma oficial.
Aun cuando esta margarina es la mejor opción por sus características y precio, la Profeco recomienda su consumo moderado para evitar un exceso calórico. Otra sugerencia de los expertos es optar por margarinas libres de grasas trans, ya que estas grasas artificiales son perjudiciales para la salud y están asociadas con un mayor riesgo de enfermedades crónicas.
¿Cómo se hace la margarina?
La margarina se elabora principalmente a partir de aceites vegetales como el de soja, maíz, girasol o palma. Estos aceites son sometidos a un proceso industrial que los convierte en una alternativa sólida o semisólida adecuada para untar y cocinar.
Primero se extraen los aceites vegetales de semillas o frutos mediante prensado o extracción química. Posteriormente, los aceites se refinan para eliminar impurezas, olores y sabores indeseados.
Actualmente, muchas margarinas utilizan interesterificación, un método moderno que mezcla grasas y aceites para lograr la textura deseada sin producir grasas trans.
Para combinar el agua con los aceites y formar una emulsión estable, se añaden emulsionantes como la lecitina. Esto da lugar a una textura cremosa y homogénea.
Después, se enriquece la margarina con vitaminas, especialmente vitamina A y D, para aumentar su valor nutricional. También se agregan saborizantes y colorantes naturales para imitar el color y sabor de la manteca. En algunos casos, se incorporan sal y otros aditivos para mejorar el sabor.
La mezcla se enfría rápidamente para solidificarse y se moldea en la forma deseada, ya sea en barras, recipientes blandos o botellas para versiones líquidas.
Finalmente, el producto es envasado y distribuido al mercado para su venta.
El resultado es una gama de margarinas que varían en textura y composición, desde las versiones sólidas hasta las líquidas, adaptadas a diferentes necesidades culinarias y de salud.
De acuerdo al precio, sabor, consistencia y otros factores, en las cocinas cada persona tiene su alimento favorito. No obstante, la Profeco considera que ninguna de las dos es 100% saludable y se debe moderar su consumo.
Hasta hace 10 años, se calculaba que en México se comercializaban 50 mil toneladas de margarina al año y que tenía una penetración de mercado del 58.8%.