La mandarina es considerada una de las frutas más preciadas por sus múltiples propiedades culinarias, cosméticas y medicinales; entre estas últimas se encuentra su poder de problemas cardiacos, infecciones, anemias, alergias, diabetes y varios tipos de cáncer.
Además, esta fruta que contiene una pulpa dulce y jugosa que se divide en 10 o 12 gajos, también contribuye a combatir el colesterol, el estreñimiento, la presión arterial, la deshidratación, la obesidad y el estrés.
Otra de las ventajas de comer esta fruta es su riqueza en ácido fólico, ya que cada 100 gramos aportan el 40 por ciento de lo que se precisa este día. Por si fuera poco, contiene dosis de vitamina B1, B2, B6, potasio, calcio y magnesio, hierro, zinc, fósforo y pectina.
De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, entre los beneficios del consumo de mandarina están:
- Su producción de sinefrina, misma frena la producción de colesterol en el cuerpo.
- Su consumo baja el nivel de insulina, por lo que el azúcar no se almacena ni convierte en grasas, se transforma en energía que lleva a la pérdida de peso.
- Tienen propiedades antimicrobianas que evitan que las heridas se infecten y evitan los virus, hongos e infecciones bacterianas.
- Los cítricos son muy buenos para la piel y esta fruta no es la excepción.
- El aceite de mandarina ayuda a que las heridas curen más rápido.
Las mandarinas se pueden encontrar en tiendas, mercados y puestos callejeros desde octubre y hasta febrero; los estados en México con mayor producción de esta fruta son Veracruz, Puebla y San Luis Potosí.
El origen de las mandarinas está en China
El origen de la mandarina se sitúa en Indochina y el sur de la China, donde las primeras referencias a su cultivo se remontan al siglo XII aC; se cree que su nombre se debe al color de los trajes que vestían los mandarines –gobernantes de la antigua China–.