La expresión correcta de las emociones y sentimientos son clave para tener éxito personal y profesional pues a través de ellos podemos comunicar de manera más asertiva todo lo que sentimos en ciertos momentos.
La empatía, la auto-regulación y la autoconciencia son pilares fundamentales de esta habilidad, que puede ser desarrollada a través de la práctica y la formación. La inteligencia emocional no es solo un concepto teórico; es una herramienta práctica que puede transformar nuestras interacciones y, en última instancia, nuestra calidad de vida.
La expresión de las emociones es crucial
Al respecto, la doctora Ana Lilia Villafuerte Montiel, académica en la Universidad Iberoamericana y psicóloga clínica señala que “es crucial vivir nuestras emociones y aprender a gestionarlas de manera adecuada: “esto se entrena con el tiempo y está influenciado tanto por nuestra carga genética como por nuestras experiencias”, dijo.
En entrevista para el programa de Al Aire con Karen Torres, por Heraldo Radio, que transmite en la frecuencia del 98.5 FM, Villafuerte Montiel enfatiza que “sentir tristeza o enojo es válido, pero no se debe actuar de manera impulsiva”. El reconocimiento de las emociones es fundamental, pero también lo es la capacidad de actuar de forma prosocial, lo que implica actuar con consideración hacia los demás.
La doctora Ana Lilia dijo además que muchas veces, culturalmente, se nos enseña a reprimir ciertas emociones. “Por ejemplo, cuando una persona llora en público, la reacción común es distraerla para que deje de llorar, en lugar de permitirle procesar su tristeza”, señala.
Es esencial permitir que los demás vivan sus emociones, ya que reprimirlas puede llevar a comportamientos destructivos” dijo.
https://d-14445903521627729059.ampproject.net/2410081535000/frame.html La académica subrayó que ser emocionalmente inteligente también implica responsabilidad. “Debemos ser conscientes de cómo nuestras emociones afectan a los demás y aprender a comunicar nuestras necesidades sin agredir. Esto fomenta relaciones más saludables y fortalece los vínculos interpersonales”.
En este sentido, la doctora Villafuerte invita a reflexionar sobre la necesidad de un espacio donde se pueda validar el sentir. “Todos tenemos derecho a vivir nuestras emociones. Nadie puede invalidarlas”, afirma con convicción.