Pocas festividades son tan representativas de México como el Día de Muertos, la cual es identificada tanto local como internacionalmente como una expresión de lo mexicano. Celebrada en los primeros días de noviembre, millones de mexicanos aprovechan esta fecha para recordar a los seres queridos que ya no están, desde familiares, amigos e incluso mascotas.
Durante años, la ofrenda ha sido la decoración principal del Día de Muertos, un pequeño altar en el que las familias colocan alimentos, bebidas y objetos personales de los difuntos, los cuales les permiten descansar luego del largo viaje realizado por sus espíritus para visitar y pasar con sus familias al menos una noche cada año.
Más allá del simbolismo de esta tradición, en donde la ofrenda es una invitación de los familiares para que sus difuntos regresen a casa por una noche y se mantengan presentes en sus vidas, incluso más allá de la muerte, la ofrenda tiene también un impacto más terrenal que el de establecer el puente con el Mictlán.
Y es que, como toda fiesta, el Día de Muertos es una excelente oportunidad para generar derrama económica. Tradicionalmente, las ofrendas destacaban principalmente por la presencia de productos tradicionales, hechos por manos mexicanas, fácilmente identificables e imposibles de encontrar en otros lados. Sin embargo, en los últimos años esto ha cambiado y los artesanos deben competir ahora con productos traídos desde el otro lado del mundo, principalmente desde el mercado chino.
Productos chinos se apoderan del Día de Muertos
Así lo aseguró Edgar Castillo Huerta, de la Escuela de Negocios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, quien en entrevistaseñaló que los comerciantes locales han comenzado a sufrir de la competencia desleal que supone el ingreso de productos chinos.
“El comercio chino realmente sí ha venido a desplazar a nuestra gente, a nuestros comerciantes, y realmente están generando ya un problema (…) No sólo en el tema de los muertos, sino que ya es algo que hemos estado escuchando a lo largo del año y a lo largo de ya varios años. Nuestros comerciantes de eso viven y no lo están logrando ahora con la entrada de los comerciantes chinos, están rentando edificios, están comprando casas viejas para hacer las bodegas y están quitándole mucha parte del comercio a nuestra gente”, detalló.
El especialista del Tec de Monterrey remarcó que una de las dificultades a las que nos enfrentamos para combatir este problema es que no existen estadísticas certeras sobre el impacto del comercio chino en esta festividad, pero sus efectos son fácilmente visibles en las calles.
“Los comerciantes del centro si están diciendo que los productos chinos se están llevando todo el comercio, están vendiendo mucho menos de lo que vendían y les parece una competencia desleal, porque lo venden más barato de lo que sería el precio de una artesanía, debido a que son productos ya industrializados que se empiezan a producir de forma masiva y pues claramente los costos van disminuyendo”, explicó.
Efectos visibles en las calles y en nuestros hogares
Los efectos de estos productos no sólo se observan en las calles, sino que terminan reflejándose en nuestros hogares. Aunque cada ofrenda es distinta, ya sea por cuestiones de espacio, presupuesto o tiempo, algunos elementos son los que las hacen distintivas. Algunos de los más frecuentes son el papel picado, de colores vibrantes y coloridos que se utiliza para adornar el altar y crear un ambiente festivo; las calaveras elaboradas con azúcar o chocolate y decoradas con lentejuelas y azúcar de colores; veladoras, de cera que guían a los espíritus en las noches, así como vajillas de barro y cestas de mimbre que sirven para contener los alimentos de la ofrenda.
Todos estos elementos tienen en común que son productos artesanales, realizados por personas expertas en el manejo de distintos materiales, pero que actualmente compiten con productos traídos desde el extranjero. Y es que actualmente, se pueden conseguir adheribles plásticos que simulan el papel picado, veladoras que funcionan con pilas y una luz led; calaveritas reutilizables hechas en plástico, así como vajillas de fabricación industrial.
Similar destino es el que viven otros elementos, como el pan de muerto que ahora puede ser comprado en los supermercados (aunque frecuentemente con recetas ajenas a la tradición) o incluso las frutas de temporada y las flores de cempasúchil que se importan a través de las fronteras mexicanas o se venden réplicas sintéticas.
“Lo que vemos es que el comprador valora el tema de la temporalidad y demás, pero la gente hoy por hoy está buscando precio, economía y el tema de la calidad a lo mejor lo estamos dejando a un lado, aunque cada vez los productos chinos están mejorando en ese sentido”, remarcó Castillo Huerta.
Se diluyen las tradiciones mexicanas
La entrada de productos procedentes de China y otros mercados extranjeros ha permitido un acceso a una gama más amplia de productos, muchos de ellos ya enfocados directamente en el Día de Muertos y no sólo en la festividad de Halloween, más extendida globalmente, en parte debido a la popularidad que ha tomado la celebración mexicana tras su aparición en grandes producciones hollywoodenses como Coco o James Bond Spectre, que incluso instauró la realización de un desfile en la Ciudad de México.
Sin embargo, la influencia de otros países ha introducido nuevas tendencias y estilos en la decoración de los altares, pues la sobreabundancia de productos importados puede diluir la identidad cultural de la celebración y se corre el riesgo de perder de vista el significado original de cada elemento y de las tradiciones locales.
“Ahora hay más disfraces, hay más luces (…) Ya no son los familiares, los antepasados, ya no son solamente la catrina y el Catrín, sino que ya es más de monstruos. Pero todo tiene que ver por el la parte global y por la gran cantidad de información que hoy con la que hoy contamos”.
La celebración del Día de Muertos es una riqueza cultural que debemos preservar. Es importanteencontrar un equilibrio entre la apertura a nuevas influencias y la protección de nuestras tradiciones. Al consumir productos locales, valorar la tradición y fomentar la creatividad, podemos garantizar que el Día de Muertos siga siendo una celebración viva y significativa para las generaciones futuras.
De acuerdo con el especialista, más que directamente convencer a los compradores de preferir un producto artesanal sobre uno importado, se debe generar educación así como tecnología que permita competir; asimismo, detalla que el gobierno debe establecer políticas públicas como aranceles que puedan “enfriar” la entrada de los productos extranjeros para favorecer a los mensajes. Finalmente, detalla que una opción viable podría ser la capacitación de los productores mexicanos para incluirlos en nuevas plataformas de venta que les permitan competir.
“Tal vez un tema de digitalización de nuestro comercio local podría ayudar a impactar en otro nivel no, pero regresamos al tema de educación, al tema de promoción (…) lo que tenemos que hacer también es fortalecer esas tradiciones y llegar al cliente con campañas que apoyen realmente a nuestro esas esas tradiciones”
¿Qué podemos hacer para mitigar los efectos de los productos extranjeros?
- Consumir productos locales: Al elegir productos artesanales hechos en México, apoyamos a los artesanos y contribuimos a preservar nuestras tradiciones.
- Valorar la tradición: Es importante transmitir a las nuevas generaciones el significado y la importancia de cada elemento de la ofrenda.
- Buscar la originalidad: Fomentar la creatividad y diseñar ofrendas únicas que reflejen nuestra identidad cultural.
- Apoyar a los artesanos: Podemos participar en talleres, ferias y eventos donde se promueve el trabajo de los artesanos consumiendo sus creaciones y pagando el precio justo por ellas.