La crisis climática escala sin precedentes: un estudio recogido en la revista BioScience sostiene que 25 de las 35 constantes vitales del planeta están al límite y se dirige a un escenario de aumento de la temperatura global de 2.7 grados, por encima de niveles preindustriales, a finales de siglo.
Se trata de la edición de 2024 del “Informe sobre el estado del clima: Tiempos peligrosos para el planeta Tierra” que dirige anualmente un equipo internacional de científicos liderados por William Ripple y Christopher Wolf, de la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos), y que han financiado la Fundación CO2 y el abogado Roger Worthington.
Los autores actualizan el estado de los 35 indicadores clave para calcular la salud del planeta y alertan del empeoramiento de 25 de ellos hasta extremos “preocupantes”.
Una de las “constantes vitales” que más ha fallado este año ha sido la temperatura media de la superficie terrestre, que estuvo en máximos en 2023 y, según alertan los autores, no tiene visos de mejorar: los tres días más calurosos de la historia han tenido lugar en 2024.
Le sigue, en gravedad, el consumo de combustibles fósiles, que creció 1.5 por ciento en 2023, con un aumento del carbón del 1.6 por ciento y del petróleo en un 2.5 por ciento.
Aunque el consumo conjunto de las energías eólica y solar creció 15 por ciento a nivel global en 2023 respecto a 2022, los investigadores recuerdan que el uso de las renovables solo supone una cuarta parte del total de los combustibles fósiles, al tiempo que advierten que el crecimiento de las energías limpias tiene que ver más con cubrir la nueva demanda energética que con sustituir fósiles.
El informe muestra que la pérdida anual de cubierta arbórea en todo el mundo aumentó de 22.8 millones de hectáreas en 2022 a 28.3 millones en 2023, contribuyendo también al aumento de las emisiones de dióxido de carbono.
La ganadería también creció, a un ritmo de 170 mil cabezas de ganado más al año, y con ello las emisiones de metano; la acidificación de los océanos se aceleró por el récord de calor en las temperaturas marinas; y las masas de hielo de Groenlandia o la Antártida están en mínimos históricos, como también lo está el grosor de los glaciares.
Los investigadores subrayan, no obstante, que hay soluciones viables para detener la crisis climática, y hablan de la eficacia de un impuesto mundial al CO2, que además de reducir las emisiones proporcionaría una financiación para medidas frente al calentamiento.
Aumentar la eficiencia energética, proteger y restaurar ecosistemas, fomentar hábitos alimentarios más saludables, centrados en los alimentos de origen vegetal, reducir la producción y el consumo, promover una economía más sostenible o implementar la educación ambiental son otras de las medidas que proponen.
“El futuro de la humanidad pende de un hilo. Solo mediante una acción decisiva podremos salvaguardar el mundo natural, evitar un profundo sufrimiento humano y garantizar que las generaciones futuras hereden el planeta habitable que merecen”, concluye el informe.