Se llama linfoma a un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático, una red de órganos compuesta por los ganglios linfáticos, conductos y vasos linfáticos; en conjunto son una de las principales partes del sistema inmunitario en el cuerpo, señala el Dr. Sergio Inclán, hematólogo especialista en trasplante de médula ósea del Centro Médico ABC.
Existe una gran variedad de tipos de linfomas, pero estos se dividen en dos grupos principales:
- Linfoma de Hodgkin: tipo de cáncer del sistema linfático que se caracteriza por la presencia de una célula anormal conocida como célula de Reed-Sternberg.
- Linfoma no Hodgkin: aquí se incluye todo linfoma que no presenta las células de Reed-Sternberg y en su lugar surgen de diferentes células como los linfocitos B o linfocitos T.
Aunque es una condición que puede desarrollarse en personas de cualquier edad, sí existen algunas características que pueden favorecer su aparición. Un ejemplo es el linfoma de Hodgkin que se puede presentar en personas jóvenes o en mayores de 60 años; mientras que el linfoma no Hodgkin es más frecuente en personas mayores de 55 años.
Existen grupos de riesgo como las personas con inmunosupresión, ya sea por una infección crónica o el uso de medicamentos; personas con enfermedades autoinmunes como lupus o artritis reumatoide tienen una mayor susceptibilidad.
Debido a que puede desarrollar síntomas que otras condiciones de salud también provocan o que en algunos casos no haya señales, es normal que, en una primera instancia, el paciente busque atención con algún especialista relacionado a los signos particulares que percibe.
¿Cómo puedo saber si tengo un linfoma?
Antes de hablar de linfoma es necesario comprender que un ganglio linfático puede estar agrandado por causas benignas o malignas, lo que es crucial identificar. Los ganglios ayudan al cuerpo a reconocer y combatir microbios, infecciones, trastornos autoinmunes u otras sustancias ajenas al organismo.
La adenomegalia o adenopatía es un aumento en el tamaño de los ganglios linfáticos y puede ser resultado de infecciones o procesos inflamatorios, siendo una situación temporal que se resolverá una vez se haya tratado la causa subyacente. Pero cuando éstos persisten agrandados sin una causa evidente, surge la sospecha de linfoma.
Dentro de los ganglios hay células inmunes, como los linfocitos, encargados de combatir infecciones y en ocasiones se multiplican de forma descontrolada, creando masas de tejido maligno y produciendo el linfoma.
El término hace referencia a una tumoración en los ganglios linfáticos de cualquier parte del cuerpo, sin importar si es de Hodgkin o no Hodgkin; por lo mismo, es normal que haya síntomas similares, pero es importante entender que no toda persona desarrollará los mismos, ni los percibirá de la misma manera. Esto se debe a la causa de inflamación de los ganglios y a su ubicación en el cuerpo, comenta el Dr. Inclán.
El indicio más común que se puede presentar es el crecimiento de los ganglios linfáticos y se puede observar en el área del cuello, la región supraclavicular, las axilas o la ingle. Pero los ganglios se pueden encontrar en otras partes del cuerpo como el tórax o abdomen y en estas zonas los linfomas pueden crecer sin ser detectados hasta que comiencen a afectar órganos cercanos.
Por otra parte, puede desarrollar manifestaciones sistémicas conocidas como síntomas B. Aquí se incluye fiebre persistente, pérdida de peso significativa, que es más del 10% del peso corporal en seis meses, sudoraciones nocturnas profusas y fatiga severa; pero, aunque estos son importantes indicadores, la realidad es que solamente entre el 30-40% de los pacientes los presentan.
Adicional a esto, la persona puede presentar signos relacionados a la localización específica del linfoma, como experimentar saciedad temprana si el ganglio inflamado está en el abdomen o si está en el área de la garganta puede provocar tos o dificultades respiratorias.
Llega a un diagnóstico temprano de linfoma
Sin importar el tipo de médico con el que se haya buscado atención de manera inicial, una vez que se sospeche de crecimiento ganglionar anormal o patológico y se ha descartado un proceso inflamatorio o infeccioso, es necesario realizar una biopsia.
La biopsia es un procedimiento médico donde se extrae una pequeña muestra de tejido de una parte del cuerpo para examinarla bajo un microscopio y diagnosticar diversas enfermedades, incluyendo el cáncer.
Al hablar específicamente de sospecha de linfoma, la recomendación es realizar una biopsia excisional, que implica la extracción del ganglio afectado, esto permitirá asegurar un diagnóstico preciso, debido a que la biopsia de aguja fina limita mucho el diagnóstico. Una recomendación adicional que da el Dr. Inclán es que el análisis de cambios sea realizado por un hematopatólogo.
Tratamiento y pronóstico del linfoma
Una vez con el diagnóstico confirmatorio de linfoma, el médico hematólogo será el encargado de tratar al paciente. El siguiente paso esencial es la estratificación, esto significa determinar el alcance de la enfermedad y el pronóstico; para llegar a esto, se realizan tanto estudios de sangre como estudios de imagen, que pueden incluir tomografías o PET-CT, que permiten reconocer su extensión, así como clasificarlo en uno de sus estadios clínicos:
- Estadio I y Estadio II que es un estadio localizado.
- Estadio III y Estadio IV que es un estadio avanzado.
Una vez se conoce el tipo, su estadio clínico y se ha identificado la zona del cuerpo en donde se encuentra, se deberá elegir el tipo de tratamiento que principalmente es la quimioterapia, aunque puede requerir quimioinmunoterapia que combina quimioterapia con anticuerpos monoclonales para atacar células malignas específicas. Para otros linfomas es posible incluir terapias dirigidas que inhiben el crecimiento de las células malignas de manera más específica y con menos efectos secundarios.
Es importante buscar la atención médica adecuada, aunque los linfomas tienen un alto potencial de curación en términos generales, para disminuir los riesgos a la salud y vida del paciente es importante que se logre en estadios tempranos.
Adicionalmente existen los linfomas indolentes, que se ubican en la clasificación linfoma no Hodgkin y se caracteriza por un crecimiento lento, así como una evolución prolongada que tienden a no causar síntomas graves y puede permanecer sin tratamiento durante varios años; aquí el tratamiento no es curativo aún y se tiene como objetivo controlarlo a largo plazo, a menos que comience a crecer o afecte la función de otros órganos.
El Dr. Inclán subraya que los avances en el tratamiento de los linfomas han permitido que muchos pacientes alcancen la remisión completa de esta enfermedad. Al hablar de remisión, se considera la ausencia de signos de linfoma en los estudios de imagen y laboratorio posterior al tratamiento.
A pesar de esto, es importante que el paciente continúe en revisión constante, ya que existe la posibilidad de recurrencia de la enfermedad, especialmente a lo largo del primer año tras el tratamiento.
Para concluir, el Dr. Inclán señala que el linfoma es una enfermedad compleja que afecta el sistema inmunológico y puede manifestarse de formas muy diversas en función a las características particulares de cada caso. Por este motivo la detección temprana, así como la correcta estratificación, son esenciales para lograr un tratamiento adecuado.
Aunque la mayoría de los linfomas son potencialmente curables, existen algunos que no pueden entrar en esta categoría, aún así es posible controlarlos a largo plazo, permitiendo que los pacientes lleven una vida relativamente normal.
En el Centro de Cáncer del Centro Médico ABC podrás encontrar al personal adecuado para llegar al correcto diagnóstico tanto del linfoma no Hodgkin como del linfoma de Hodgkin. En caso de tener sospechas o dudas, acércate y llega a un diagnóstico preciso.