“Desde hace más de tres años estamos totalmente en manos chinas”, asegura el comerciante José, quien lleva 30 años comprando y vendiendo ropa de mezclilla, pero hace dos años perdió el local en el que trabajó durante cinco años en Mixcalco, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, por no alcanzar a costear el aumento en el arrendamiento debido a que comerciantes asiáticos ofertaron el triple del costo de la renta mensual que pagaba y dieron el abono de tres años por adelantado a su arrendador.
“Esta historia es la misma de miles y en mi caso teníamos empleados, cortadores, muestristas, maquiladores y todo el equipo que ahorita ya no tenemos”, lamenta José al verse afectado por este fenómeno que se replica en las calles del Centro. Su plantilla se redujo de 20 a sólo cinco empleados.
“Hasta hace un tiempo eran productos nacionales con productores de la Ciudad y aledaños que fabricaban y distribuían aquí”, afirma el comerciante, quien subraya que “80% lo tienen controlado y 20% lo han dejado todavía en el mercado nacional”.
En calles aledañas a Mixcalco, donde están los puntos de venta más estratégicos para ofertar como la calle Miguel Alemán, San Antonio Tomatlán, Rodríguez Puebla, Lecumberri y Leonora Vicario, entre otras, es normal ver diableros que transportan grandes cantidades de bultos verdes con etiquetas con la leyenda Made in China.
De locales custodiados en su mayoría por elementos de seguridad privada entran y salen los paquetes sellados que previamente fueron descargados de algunos camiones aparcados sobre Circunvalación. Personas de origen asiático son quienes ahora, afirman los comerciantes, dirigen las tiendas de ropa mientras trabajadores nacionales atienden a la clientela.
Sobre la calle de Manuel Doblado, con escasos seis metros cuadrados, el local del vendedor de pantalones de mezclilla, Francisco Javier, “sigue en pie de lucha”, como dice.
“Se puede pensar que los chinos están comprando o rentando a lo tonto, pero no, ya lo estudiaron a uno”, pues cuenta que tienen personas que caminan por las calles de Mixcalco con una libreta y cámara fotográfica en mano que buscan edificios para comprar o rentar.
“Los chinos llegan con ofertas atractivas para los dueños de los locales, provocando un desplazamiento forzado”, narra Javier, quien lleva 50 años en el negocio aun con pérdidas de 60%.
Sin embargo, Alberto Ruiz Rojas, agente aduanal y secretario de la Comisión de Comercio Exterior del Colegio de Servidores Públicos de México, señaló que es un fenómeno que responde a distintas causas “legales”, como las subvenciones, con las que el gobierno otorga dinero a los exportadores para que puedan bajar sus precios; el dumping depredatorio, que consiste en un desplazamiento forzado o la subvaluación, que devalúa las mercancías por debajo de su costo real.
“Este fenómeno es un reto multidisciplinario que va a involucrar a Hacienda, al SAT, a la Agencia Nacional de Aduanas de México, a la Secretaría de Economía y a la coordinación de los gobiernos de los estados para combatir la informalidad, porque esto también prospera en la informalidad”, asegura.