El reclutamiento de menores para actividades del crimen organizado ha ido en aumento y se estima que de las 180 mil personas que han sido víctimas en México, el 17 por ciento está en las filas del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG); de estos, al menos 30 mil serían menores de edad.
Diversos expertos analizaron este fenómeno en el Foro para el análisis del reclutamiento de menores en el crimen organizado, realizado en el Congreso del Estado de Jalisco. Coinciden que se trata de reclutamiento forzado y no elegido por ellos.
El crimen convoca a sus víctimas desde que son niños
Al no estar tipificado y poco investigado, se desconocen las cifras oficiales o los puntos en donde más se les recluta; sin embargo, se estima que desde los siete años comienzan a involucrarlos en actividades como observadores, comúnmente llamados “halcones” en las calles y más adelante como distribuidores de drogas, conocidos también como “mulas”. A los 12 años se convierten son actores de diversos delitos.
La diputada del PRI, Hortensia Noroña, quien organizó el foro, presentó en el mes de diciembre dos iniciativas para que se tipifique el delito en el Código Penal de Jalisco y para que se les atienda y se acompañe su reinserción social.
“Estos niños son iniciados como halcones en este mundo de la delincuencia, los vemos en los ingresos de los municipios, en las esquinas de las colonias, afuera de las escuelas; proporcionando información útil para los delincuentes y alertando de los movimientos de la autoridad policiaca o de las bandas rivales”.
Conforme crecen, los niños toman roles más activos en la comisión de delitos
Añadió que, a la edad de 12 años, si aún siguen vivos, los niños cambian de rol dentro de la organización delictiva y les entregan armas para convertirlos en sicarios o vigilantes de casas de seguridad.
“Hoy el andamiaje jurídico, de justicia para niñas, niños y adolescentes tiene lagunas muy profundas que ahondan la doble victimización y dificultan el tratamiento especializado de reinserción para las víctimas de reclutamiento forzado. Y no estamos hablando de perdonar el delito, pero tenemos que darnos cuenta de la dura realidad que enfrentan estos niños y adolescentes luego de haber cumplido la pena o castigo dictado, pues el actual marco normativo no da cuenta del reclutamiento forzado que sufrieron”.
Como parte de este foro se presentaron algunos testimonios de menores quienes fueron forzados a estar en las filas de grupos delictivos y que por seguridad se omitieron algunos detalles.
¿Qué lleva a los niños a dejarse arrastrar por los grupos criminales?
Guillermina Cabrera Figueroa, exfiscal del Estado de México, señaló que hay factores como la pobreza, falta de valores, el descuido de los padres o desinterés en sus actividades cotidianas como la navegación en sitios de internet y la violencia al interior de los hogares, que también orillan a los menores a buscar un ingreso. Otros motivos son la aspiración de poder y de pertenencia a este tipo de grupos.
Por su parte, Thais Loera Ochoa, titular de la Secretaría Ejecutiva del SIPINNA (Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes) Jalisco, señaló que hay tratados internacionales que el Estado Mexicano ha firmado para garantía de los derechos de los menores y cuando se da el caso de que incurran en actos delictivos, se convierten en víctimas y deben tratarse como tal.
Sin embargo, en la realidad no ocurre, pues hay casos en los que no se corrobora la edad de los niños reclutados, o bien, hay pleno desconocimiento de las autoridades, lo que provoca que se les interne en penales para adultos, lo que implica que no se les reconozca su calidad de víctimas y se les dé un tratamiento distinto.
La funcionaria de la actual administración destacó que se han elaborado políticas públicas para impulsar el derecho a la participación; se escucha sus necesidades y las situaciones en las que se normalizan la violencia. Puntualizó que, en estos casos, desde distintos ámbitos se deben garantizar sus derechos y aplicar los protocolos homologados existentes para 28 autoridades.