Alrededor de 60 hombres de las comunidades de Paso Hondo y Bella Vista del Norte municipio de Frontera Comalapa, Chiapas, fueron secuestrados por uno de los grupos del crimen organizado que se encuentra en guerra en la región de la Sierra Fronteriza.
A través de un comunicado, pobladores indicaron que los hombres armados ingresaron a los ejidos y se llevaron a las personas, sin embargo, amenazaron con regresar por más gente, principalmente los jóvenes mayores de 18 años.
“Los cárteles se llevan a hombres, mujeres, niños, y por eso estamos huyendo, ya sea fuera de nuestras tierras, incluso en lugares seguros para que nos podamos proteger de tanta violencia, palabra que se queda corta por los que desaparecen y mueren”, puntualiza la denuncia.
Los denunciantes dijeron ser vecinos de varios ejidos del municipio de Frontera Comalapa, quienes apenas pudieron salir de sus comunidades.
“Vivimos el terror de parte de grupos que les llaman delincuencia organizada, pero que sabemos son carteles que están en guerra desde ya varios meses”, dijo.
Los pobladores también dijeron que los carteles secuestran, asesinan y amenazan, por lo que hasta ahora son más de 30 comunidades y barrios los que se han quedado sin habitantes, pues ante el escenario de violencia los habitantes han huido a comunidades y casas solidarias de las tres diócesis de la iglesia católica.
Comunidades abandonadas por inseguridad
Las comunidades que han sido abandonadas son Paso Hondo, Santa Rita, Verapaz, Ejido 24 de febrero, Tampico, ejido Bella Vista del Norte, Barrio Nueva Delicias, Guadalupe Grijalva, La Sabinada, Ejido Tres Maravillas, Barrio Monteverde, Ejido Anonal, Ejido Nuevo Comalapa y todos los barrios del municipio de Frontera Comalapa.
Mientras que en Amatenango de la Frontera los afectados son Ejido Nueva Morelia, Ranchería Michoacán, Ejido Pacayalito, Barrio Bienestar Social, Barrio Nueva Libertad, Barrio Flor de Mayo, Ejido Nuevo Recuerdo, Ejido Palestina, Ejido Nuevo Amatenango, Barrio Belén, Barrio Platanillo, Barrio el Pino, Barrio Nueva América, por mencionar algunos ejidos y barrios.
“Necesitamos del apoyo de todos los sectores que conforman la sociedad civil, que nos ayuden porque queremos seguir vivos, trabajando y estar con tranquilidad. Los carteles nos controlan, nos impiden trabajar y además nos quitan lo poco que tenemos, además de que nos usan para sus propios intereses y no los de la comunidad”, puntualizaron.
Desde el pasado viernes y hasta este miércoles, el 80 por ciento de la población de la cabecera municipal de Chicomuselo también huyó tras los enfrentamientos que se ha generado en esa región colindando con la Frailesca.
“Está muerto, desolado”, lamentan pobladores
Uno de los desplazados contó a MILENIO que alrededor de 100 camionetas repletas de personas tomaron la carretera que conecta con el municipio de La Concordia, por lo que han estado cruzando la presa de La Angostura a través del “chalán o panga”, para luego dirigirse a casas solidarias en Tuxtla Gutiérrez y Comitán.
“Me gustaría que ustedes pasaran un día por Chico, por las calles de Chicomuselo, está muerto, está desolado, no hay trabajo, no hay comercio, no hay nada (…) Estamos secuestrados en nuestro mismo pueblo y la violencia hay a todas voces, todo el mundo lo sabe, pero nadie lo dice”, dijo el campesino.
En entrevista el padre Gilberto Hernández García, asesor de la Pastoral Social en la Arquidiócesis de Tuxtla y director de Caritas, confirmó que desde el mes de mayor los pueblos y comunidades se han estado quedando solas, sin embargo, en los últimos días las consecuencias de la violencia se agudizaron.
“Sí, al menos aquí en la ciudad, en Tuxtla, tenemos focalizadas alrededor de unas 60 familias. Podremos decir que son pocas, pero son las que poco a poco hemos ido contando bien, porque de parte de las parroquias de aquella zona que son de la Diócesis de San Cristóbal, nos piden ayuda”, puntualizó.
Este jueves se reportó que el municipio de Chicomuselo volvió a quedar sitiado, pues pobladores de otras comunidades fueron obligados a bloquear las cuatro entradas y salidas, mientras que en otras zonas de la Sierra también comenzaron a instalar bloqueos con barreras humanas.