Martín García Corrales, quien es buscado por el gobierno estadounidense por su vinculación con el Cártel de Sinaloa, fue presuntamente asesinado este fin de semana, reportan medios de comunicación locales y nacionales.
En una ficha de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) se ofrecen hasta cuatro millones de dolares por información que ayudara a la localización del sujeto, alias “Tano” y “Cachuchas”.
El gobierno estadounidense lo busca por conspiración para importar fentanilo, conspiración para tráfico de fentanilo, posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos y conspiración para lavar dinero, entre otros delitos.
El cuerpo de García Corrales, de 44 años de edad, habría sido encontrado junto con otros dos cadáveres en un camino de terracería en las inmediaciones de Conitaca y Las Higueras, poblaciones del municipio sinaloense de Elota.
El lugar es cercano al kilómetro 113 de la carretera internacional México 15.
De acuerdo con informaciones periodísticas, los tres cuerpos se encontraban amordazados, vendados de los ojos, semidesnudos y con huellas de tortura, además de que presentaban disparos de arma de fuego.
Según esta versión, fueron localizados a las 11:00 de la mañana del sábado y llevados al Servicio Médico Forense de Culiacán.
El diario El Universal señaló que la policía municipal de Elota recibió el reporte de que en el camino de terracería que conduce a la comunidad del Aguaje, se hallaban los tres cuerpos.
Otro cuerpo fue encontrado el sábado cerca del río Culiacán, en las proximidades del Congreso local, sin que hasta el momento se tenga conocimiento de si esta muerte está relacionada con los otros tres cuerpos localizados en Elota.
La DEA también ofrece cuatro millones de dólares por información sobre Leobardo García Corrales, de 54 años de edad y hermano mayor de Martín, a quien busca por los mismos delitos.
Se desconoce si la presunta muerte de Martín García Corrales está vinculada con la detención del fundador del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, y Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, el pasado 25 de julio en Estados Unidos, tras aterrizar en ese país procedentes de México.
En una carta atribuida a Zambada, se señala que Guzmán López le tendió una trampa para emboscarlo y llevarlo por la fuerza en un avión a Estados Unidos.
La trampa consistía en la invitación a una supuesta reunión a las afueras de Culiacán en la que participarían Iván Guzmán Salzar, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya y el exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien fue asesinado ese mismo día en circunstancias que aún no han sido aclaradas.
La Fiscalía General de la República (FGR), que atrajo el caso de Cuén, señaló inconsistencias en la necropsia y la versión dada a conocer por la fiscalía sinaloense, que señaló que el exrector había sido asesinado la noche del 25 de julio en una gasolinería, mientras intentaban robarle su camioneta.
En la carta atribuida a Zambada, se señala que Cuén Ojeda habría sido asesinado horas antes, al asistir al reunión a la que habría sido convocado en Huertos del Pedregal. El gobernador Rocha Moya ha negado su asistencia a la reunión.
Tras las primeras revelaciones hechas por la FGR en torno al caso Cuén, la fiscal sinaloense Sara Bruna Quiñónez presentó su renuncia al cargo, que fue aceptada por el Congreso local.
La versión de la fiscalía se basaba, en parte, en las declaraciones de Fausto Corrales, hijo del exrector de la UAS, Antonio Corrales Burgueño, y quien condujo ese día la camioneta en al que Cuén llegó al hospital.
Para el periodista Ismael Bojórquez, director editorial de Río Doce, Corrales tiene “la clave” y sabe “la verdad” de lo que sucedió ese día con el exrector.