La Escherichia coli, comúnmente conocida como E. coli, es una bacteria que se encuentra de manera habitual en los intestinos de los seres humanos y otros animales. Aunque la mayoría de las cepas de E. coli son inofensivas y forman parte del microbiota intestinal normal, algunas pueden causar enfermedades graves.
E. coli es una bacteria Gram-negativa que fue descubierta por primera vez en 1885 por el bacteriólogo alemán Theodor Escherich, de acuerdo con los descubrimientos científicos, esta tiene forma de bastón y es móvil debido a la presencia de flagelos.
Esta bacteria vive principalmente en el intestino de animales y humanos, donde generalmente no causa ningún daño. De hecho, E. coli desempeña un papel crucial en la digestión y en la producción de ciertas vitaminas como la vitamina K. Es especialmente conocida por su capacidad de provocar intoxicaciones alimentarias, infecciones del tracto urinario y otras afecciones de salud, que pueden ser potencialmente peligrosas.
¿Cómo se transmite la bacteria E. coli?
La transmisión de E. coli ocurre principalmente a través del consumo de alimentos o agua contaminados. La carne de res, especialmente si está mal cocida, es una fuente común de infección, al igual que los productos lácteos no pasteurizados y los vegetales crudos que han estado en contacto con heces contaminadas. La transmisión de persona a persona también es posible, especialmente en entornos como guarderías o en situaciones en las que no se sigue una adecuada higiene de manos.
No todas las cepas de E. coli son inofensivas, algunas variantes, como la E. coli O157, son patógenas y pueden causar enfermedades graves al liberar toxinas, como la toxina Shiga, que puede dañar gravemente las células del intestino delgado, causando desde leves molestias gastrointestinales hasta complicaciones graves como el síndrome urémico hemolítico.
Síntomas causados por E. coli
Los síntomas de una infección por E. coli pueden variar según la cepa y la salud general del individuo. Las cepas más comunes suelen provocar síntomas gastrointestinales que incluyen:
- Diarrea: Es el síntoma más característico de una infección por E. coli. Puede variar desde una diarrea leve hasta diarrea acuosa o sanguinolenta, dependiendo de la cepa involucrada.
- Dolor abdominal: Los cólicos abdominales severos son comunes y a menudo se localizan en la parte inferior del abdomen.
- Náuseas y vómitos: Aunque no siempre presentes, estos síntomas pueden acompañar a la diarrea y son más comunes en los primeros días de la infección.
- Fiebre: La fiebre baja puede estar presente, pero no es un síntoma característico de todas las infecciones por E. coli.
- Fatiga y debilidad: Como resultado de la deshidratación y la pérdida de electrolitos, las personas infectadas pueden experimentar fatiga extrema y debilidad.
En los casos más graves, como los causados por E. coli O157, pueden desarrollarse complicaciones serias como el síndrome urémico hemolítico (SUH), que afecta principalmente a niños pequeños, ancianos y personas con sistemas inmunológicos debilitados. El SUH es una condición grave que puede llevar a insuficiencia renal aguda, anemia hemolítica y trombocitopenia, lo que requiere hospitalización y, en algunos casos, tratamientos intensivos como diálisis.
¿Cómo prevenir y tratar la E. coli?
Prevenir una infección por E. coli implica adoptar medidas de seguridad alimentaria como cocinar completamente la carne, evitar el consumo de productos lácteos no pasteurizados y lavar adecuadamente frutas y verduras. También es esencial practicar una buena higiene de manos, especialmente después de usar el baño y antes de manipular alimentos.
El tratamiento de las infecciones por E. coli suele ser sintomático, es decir, se enfoca en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones, es crucial mantenerse bien hidratado para contrarrestar la pérdida de líquidos debido a la diarrea. En los casos severos, se puede requerir hospitalización.