Dice Marco Verde que ama su barrio, pero los sueños están fuera de él. Esa es la frase que ha impulsado al pugilista que representará a México en Paris 2024, que salió de su casa a los 12 años, para abandonar el béisbol y dedicarse al boxeo, en contra de los deseos de sus padres.
“Era complicado, porque desde chico me concentraba en el béisbol. Jugaba en torneos buenos, me gustaba mucho aventarme por las pelotas, no me importaba si me lastimaba o no, me gustaba aventarme, no importaba si tenía que ser de cabeza. A los 12 años tuve que decidir entre el box o el béisbol, eso me llevó a donde estoy ahora”, revela Marco Verde en el Ride a París de ESPN.
El boxeador es originario de Mazatlán, Sinaloa, lo conocen en el barrio como el “Green” y en las últimas fechas como el “olímpico”, debido a que al igual que su padre consiguió clasificar a la justa veraniega.
“Me acuerdo de los Panamericanos, cuando llego a casa, convivo con mi familia y amigos de mi padre. Ven a mi padre y a mí, y nos dicen, los dos olímpicos del barrio, los dos que salieron de este barrio”, recuerda el hijo de Manuel ‘Sammy’ Verde, quien estuvo en Barcelona 1992.
Dice Marco Verde que ama su barrio, pero los sueños están fuera de él. Esa es la frase que ha impulsado al pugilista que representará a México en Paris 2024, que salió de su casa a los 12 años, para abandonar el béisbol y dedicarse al boxeo, en contra de los deseos de sus padres.
“Era complicado, porque desde chico me concentraba en el béisbol. Jugaba en torneos buenos, me gustaba mucho aventarme por las pelotas, no me importaba si me lastimaba o no, me gustaba aventarme, no importaba si tenía que ser de cabeza. A los 12 años tuve que decidir entre el box o el béisbol, eso me llevó a donde estoy ahora”, revela Marco Verde en el Ride a París de ESPN.
El boxeador es originario de Mazatlán, Sinaloa, lo conocen en el barrio como el “Green” y en las últimas fechas como el “olímpico”, debido a que al igual que su padre consiguió clasificar a la justa veraniega.
“Me acuerdo de los Panamericanos, cuando llego a casa, convivo con mi familia y amigos de mi padre. Ven a mi padre y a mí, y nos dicen, los dos olímpicos del barrio, los dos que salieron de este barrio”, recuerda el hijo de Manuel ‘Sammy’ Verde, quien estuvo en Barcelona 1992.
La última esperanza del boxeo varonil en Juegos Olímpicos es el peleador de 22 años, porque su compañero Miguel Ángel Martínez cayó eliminado en su debut en París. México solo ha ganado dos medallas en boxeo en los últimos 24 años, la de Christian Bejarano en Sidney 2000 y Misael Rodríguez en Río 2016.
“Nos ha tocado que nos digan: ‘van contra tal peleador, o sea, ya van a perder’, y creo que enfocarnos en eso, más que nada, porque damos la sorpresa y dimos la sorpresa. Nadie se lo esperaba, y dimos esa sorpresa, porque el trabajo duro es lo que rinde. Así que, simplemente nos enfocamos en entrenar, no nos interesa que nos distraigan los medios y eso, para mí es entrenar y mi familia, creo que eso es fundamental”, mencionó el peleador.
Hay dos consejos que Marco Verde recibió de su padre: el boxeo es celoso y va a sufrir si quiere destacar. El ‘Green’ lamenta perderse las reuniones familiares, las salidas con los amigos y estar lejos de sus abuelos. “Tuvimos que elegir el boxeo, que es lo más difícil, pero después de cada competencia y de ganar, creo que nos da muchísimas satisfacciones ganar por todo el esfuerzo que hemos hecho”, menciona.
Rebelarse a la familia por el sueño olímpico
A Marco Verde se le pregunta quién es su ídolo y en automático responde que es su padre, ‘Sammy’ Verde. Aún así, su familia intentó que el atleta optara por el béisbol en lugar que el boxeo, se les rebeló.
“Mi mamá nunca le gustó, desde que empecé, desde la fecha es difícil verme pelear, ahora más que peleamos sin careta. A mi padre le gusta más el béisbol, lo dejé, tuve que decidir entre el béisbol y el boxeo. Elegí el box, pues me dijo, ni modo, vas a sufrir”, explica.
A los seis años, Marco comenzó su andar en el deporte, pero fue en el béisbol. Después, a los 12, eligió el boxeo, el deporte que lo llevó a unos Juegos Olímpicos y le da una oportunidad de darle una revancha a su padre, que se quedó en la primera ronda de Barcelona 1992.
Por eso, en la maleta que llevó a París va la camisa que su papá mandó hacer cuando era boxeador profesional, será su amuleto en su debut olímpico. “Era mi papá en ese retrato, en la parte de atrás de la espalda que diga Sami. Así que esta camisa no me va a faltar”.