La representación cartográfica de los continentes y países en los mapas tradicionales que se estudian en las escuelas presenta una significativa distorsión respecto al tamaño real de África y otros territorios. Este problema, arraigado desde hace siglos, se origina en la proyección cartográfica desarrollada por el célebre cartógrafo Geert de Kremer, conocido como Mercator, en el siglo XVI.
Mercator, mediante su sistema de proyección, diseñado principalmente para facilitar la navegación, distorsionó considerablemente las dimensiones de los territorios alejados del ecuador terrestre. Esta proyección, aunque útil para la representación de líneas rectas de longitud, exagera el tamaño de regiones cercanas a los polos, como Groenlandia en comparación con países como Argentina. Además, esta técnica favoreció a los intereses geográficos y políticos de Europa, al colocar este continente en el centro del mapa mundial y aumentar su tamaño visual en comparación con América del Sur y otras regiones.
A pesar de los avances tecnológicos y las nuevas proyecciones cartográficas, como la Winkel-Tripel desarrollada por Oswald Winkel en 1921, que ofrecen una mayor precisión en la representación de los tamaños de los territorios, aún persiste la falta de un mapa completamente exacto que refleje fielmente las dimensiones de los continentes. Esta situación subraya la importancia de utilizar proyecciones que minimicen la distorsión y presenten una visión más precisa del mundo, promoviendo así un entendimiento más verdadero y equitativo de la geografía global en entornos educativos y de divulgación como la National Geographic Society, que adoptó la proyección Winkel-Tripel en 1998 para sus mapas.
Es crucial que los currículos escolares incorporen conocimientos geográficos precisos y actualizados, permitiendo una representación justa y exacta de África y otros territorios en los mapas mundiales.