La posible formación de dos ciclones tropicales ha provocado que el océano Pacífico Oriental y el Atlántico se mantengan vigilados. Esta es la tercera vez que se crean expectativas desde que arrancó la temporada de huracanes en México.
Aunque la evolución de ambos fenómenos aún es incierta, tanto el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) como el Centro Estadounidense de Huracanes se encuentran monitoreando su comportamiento. Esto es lo que se tiene previsto hasta ahora:
¿Cuándo y dónde se formarán?
Las dos instituciones prevén que en los próximos siete días se defina el escenario, ya que tanto en la región oriental del Pacífico, como en la del Atlántico, se ubican zonas de baja presión que podrían dar pie a la formación de un ciclón tropical en cada región. Por ahora la probabilidad de que esto ocurra es del 20 y 40 por ciento respectivamente.
En el primer reporte el Centro Nacional de Huracanes estadounidense alertó que la formación se podría dar a finales de esta semana, a un par de cientos de millas de la costa del sur de México o Guatemala. Si se logra, recibiría el nombre de Aletta, el primer ciclón que abriría la temporada en el Océano Pacífico.
Apenas el 10 de junio las autoridades mexicanas afirmaron que no existía ningún potencial ciclónico para el desarrollo de Alberto, no obstante, las previsiones parecen haber cambiado ya que, en el Atlántico, “se podría formar una zona amplia de baja presión el fin de semana en todo el suroeste del Golfo de México”.
De cumplirse el pronóstico, el nombre que recibiría el ciclón, según la lista del SMN, sería Alberto, mismo que, de acuerdo con el meteorólogo Dylan Federico, podría establecerse en la Bahía de Campeche a principios de la próxima semana.
“El patrón de dirección favorece una trayectoria hacia el oeste, enterrándose en México”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
¿Ciclón a la vista ?
En México, la temporada de ciclones tropicales en el océano Pacífico inició el pasado 15 de mayo, se prevé que concluya el 30 de noviembre.
El SMN prevé que este 2024 los ciclones den pie a la formación de entre 8 y 9 tormentas tropicales y de 7 a 9 huracanes (la mitad podrían ser intensos, es decir, con una categoría superior a 3).
En el caso del Atlántico (cuyo periodo inició el primero de junio y concluirá el último día de noviembre) se han pronosticado entre 20 y 23 ciclones, de los cuales, al menos 4 podrían convertirse en huracanes.
Sin embargo, los pronósticos no siempre se cumplen, ya que para que se forme un ciclón se requieren varias condiciones —tanto en la atmósfera como en el mar— que no siempre llegan a coincidir. De hecho, aunque la temporada ya inició, hasta el momento y en medio de las expectativas, no se ha llegado a concretar ninguna de las previsiones en las costas de México.
¿De qué depende que se formen los ciclones Aletta y Alberto?
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) señala que los ingredientes principales para este tipo de fenómenos son la temperatura, humedad, giro, ubicación y viento. Así es como influyen, según la institución:
Frío, calor y humedad
El mar debe tener la temperatura correcta: los ciclones requieren de aguas cálidas con una profundidad de al menos 45 metros, mientras que la superficie debe encontrarse a al menos 27 grados celsius.
Por el contrario, en la atmósfera las temperaturas deben ser las adecuadas para poder enfriarse rápidamente y así formar condiciones de tormenta.
A la par, el aire debe de estar relativamente húmedo, ya que el aire seco puede provocar la ‘muerte’ de la circulación.
El lugar
El ciclón debe encontrarse a por lo menos 482 kilómetros de distancia del Ecuador ya que esto permite al efecto de Coriolis (fuerza aparente que desvía el movimiento a la derecha o a la izquierda dependiendo del hemisferio) crear el giro característico del ciclón.
“Esta fuerza hace que los huracanes del hemisferio norte giren en sentido contrario a las agujas del reloj, y los del hemisferio sur, en el sentido de las agujas del reloj. Este giro puede jugar algún papel en ayudar a los ciclones tropicales a organizarse”, señala la NAOO.
El viento
Un elemento clave en estos fenómenos es el viento: demasiados cambios en su dirección y/o intensidad en diferentes partes de la atmósfera (lo que científicamente se le conoce como cizalladura) puede interrumpir o debilitar la formación del ciclón. Por ello necesita una baja cizalladura vertical.
Sin embargo, aún con todos estos elementos juntos no siempre se obtiene como resultado un ciclón, como destaca la NAOO en su informe.
Ciclones y huracanes
Un huracán es un tipo de ciclón, no obstante, para alcanzar dicha potencia se deben tomar en cuenta otros fenómenos que favorecen la transición.
Por ejemplo, las ondas orientales africanas, la capa de aire del Sahara, una perturbación en la atmósfera conocida como la Oscilación Maddde-Julian así como las oscilaciones Decal del Pacífico y Multi-decal del Atlántico.
¿Qué factores podrían influir esta ocasión?
Este 2024 hay dos factores que pueden influir en la formación de ciclones/huracanes: ‘La Niña’ (una fase del fenómeno conocido como El Niño-Oscilación del Sur) y las temperaturas anormalmente cálidas del mar.
Por un lado, más calor, significa más combustible para los ciclones. En el caso del océano Atlántico (donde se prevé la formación de Alberto), se han registrado temperaturas históricas, por lo que expertos han alertado por una posible temporada intensa de ciclones en esta parte del mar.
Además, la NOAA anunció en su reporte del 9 de mayo que existe un 49 por ciento de probabilidad de que el fenómeno de La Niña se desarrolle durante los meses de junio-agosto en el océano Pacífico, y un 69 por ciento de que suceda en los meses de julio-septiembre de 2024, es decir, dentro de la temporada de huracanes.
Dado que La Niña implica el enfriamiento anormal de las aguas del Pacífico, su impacto en el patrón climático puede llegar a alterar la formación de ciclones, fomentando un aumento en el número de ciclones en el Atlántico y disminuyendo las previsiones en algunas zonas del Pacífico.
En lo que va de la temporada, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha vigilado en al menos tres ocasiones zonas de baja presión que tenían potencial de formar ciclones tropicales. Sin embargo, incluso aquella que alcanzó un 40 por ciento de probabilidad, se desvaneció llevándose así la posibilidad de un huracán.
Habrá que esperar los pronósticos sobre Alberto y Aletta en los siguientes días y así confirmar si se concreta o no su formación. Por ahora y de acuerdo con el SMN, la zona de inestabilidad con posible desarrollo ciclónico en el Pacífico podría provocar lluvias en Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, el sur de Veracruz, Yucatán.