Claudia Sheinbaum tiene una larga lista de reconocimientos: cuenta con un doctorado, ha compartido un Premio Nobel de la Paz y fue la primera mujer en ser electa como jefa de gobierno de Ciudad de México, la capital de su país y una de las mayores metrópolis del hemisferio occidental.
El domingo añadió otro logro a su currículum al convertirse en la primera mujer en ser electa como presidenta de México.
Sheinbaum, de 61 años, consiguió quien obtuvo al menos el 58 por ciento de los votos en unas elecciones históricas el domingo, en las que se enfrentaron dos mujeres por el cargo más alto del país, una contienda sin precedentes en un país conocido por su cultura de machismo y violencia rampante contras las mujeres.
Ahora que llegó a la presidencia, el siguiente obstáculo para Sheinbaum será liberarse de la sombra de su antecesor y mentor desde hace mucho tiempo, Andrés Manuel López Obrador, el presidente saliente.
Ella y López Obrador son “gente diferente”, dijo en una entrevista. Él es un estadista del petróleo que invirtió en proyectos de dudosa calidad medioambiental, ella es una científica ambiental. Y, sin embargo, Sheinbaum ha llegado a la cima en parte por alinearse completamente con él y por respaldar medidas como la apuesta del presidente por la empresa petrolera estatal y algunos cambios constitucionales que los críticos califican de antidemocráticos.
Su alianza ha ocasionado que muchos mexicanos se pregunten: ¿puede ser una líder en su propio derecho o es una pieza del ajedrez del actual presidente?
“Está esta idea, porque la dicen muchos columnistas, de que yo no tengo personalidad”, dijo Sheinbaum en son de queja a la prensa este año. “Que a mí me dice Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, todo lo que tengo que hacer”.
Insiste en que va a gobernar con independencia de su mentor, López Obrador, y en que tiene algunas prioridades distintas. Pero alejarse demasiado de la agenda del presidente podría ser muy arriesgado para ella.
Aquí presentamos cinco cosas que hay que saber de la recién electa presidenta de México que ayudan a informar el curso que seguirá en su sexenio.
1. Sheinbaum heredará varios desafíos
Sheinbaum, quien fue bailarina de ballet, se describe como “obsesiva” y “disciplinada”. Pero los analistas afirman que la disciplina podría no ser suficiente.
Como presidenta, se enfrenta a una herencia de numerosas tribulaciones. La empresa petrolera paraestatal está agobiada por la deuda, la migración en el país ha alcanzado cifras históricamente altas y la violencia de los cárteles sigue agobiando al país.
Ha dicho que continuará con la política de López Obrador de atender las causas de la violencia, en lugar de hacerle la guerra a los grupos delincuenciales, pero también que va a trabajar para disminuir las tasas de impunidad y fortalecer a la Guardia Nacional.
A solo meses de las elecciones presidenciales en EE. UU., Sheinbaum afirmó a The New York Times que estaba preparada para trabajar con quienquiera que gane. Ha repetido públicamente el énfasis de López Obrador en atender las causas que originan la migración.
En un debate reciente dio visos de un posible cambio, al decir que buscaría modificar a las autoridades migratorias del país, que a menudo son acusadas de corrupción.
2. Se le considera reservada, incluso distante
El Times habló con más de una veintena de personas que han trabajado con Sheinbaum o la conocen, y asistió a eventos de campaña, analizó sus escritos y apariciones en los medios; también la entrevistó en 2020 y otra vez este año.
Lo que quedó claro es que Sheinbaum tradicionalmente parece más cómoda resolviendo las cosas discretamente que promoviéndose a ella o a sus logros.
Es nieta de inmigrantes judíos que huyeron de Europa y, dicen sus colegas, rara vez discute su identidad judía ni prácticamente ningún aspecto de su vida personal. Cuando quienes la entrevistan le preguntan por el Nobel que recibió con un panel de expertos sobre el clima, responde que muchos otros participaron en el esfuerzo.
Se le conoce como una jefa dura de carácter irascible y que al mismo tiempo puede inspirar temor y devoción en su equipo. En público, se conduce de manera tan controlada que raya en lo distante.
Hay quienes afirman que su trato profesorial podría ser un desafío en un escenario político definido por López Obrador, quien con la fuerza de su personalidad convirtió a su partido en un gigante.
“Ella lo necesita”, dijo Carlos Heredia, analista político mexicano. “No tiene el carisma, no tiene la popularidad, no tiene energía política propia, así que necesita tomar prestado eso de López Obrador”.
Sin embargo, para algunos mexicanos, una mujer que no ofrece sobresaltos podría ser el antídoto ideal para un hombre que entretiene y ha sumido al país en la división partidista.
3. Tradicionalmente ha buscado mantener a López Obrador contento
La trayectoria política de la candidata comenzó cuando López Obrador fue electo jefe de gobierno de la capital mexicana en 2000 y la invitó a una reunión en un Sanborns. “Yo lo que quiero es que disminuya la contaminación”, recordó ella que le dijo López Obrador. “¿Sabes cómo hacer eso?”.
Sheinbaum, quien para entonces había escrito más de una decena de informes sobre el consumo de energía y las emisiones de carbono dijo que sí sabía. Se convirtió en su secretaria del Medio Ambiente. En las reuniones parecía dispuesta a hacer prácticamente cualquier cosa para complacer a su jefe, según varias personas que trabajaron con ella.
“La frase que usaba una y otra vez era: ‘Dijo el jefe de gobierno’”, afirmó Heredia, quien trabajó con ella en el gobierno de la ciudad en el mandato de López Obrador. Lo que eso significaba, según Heredia, era: “No somos un gabinete para dar ideas”, dijo. “Somos un grupo de personas que estamos aquí para ejecutar lo que él decide”.
En los años siguientes, Sheinbaum combinó su trabajo académico con la labor política, pero siempre estuvo cerca de López Obrador. En 2014, cuando López Obrador fundó su partido, Morena, le pidió que se postulara para Tlalpan, una alcaldía de Ciudad de México. Con su respaldo, ella ganó.
4. Se le conoce por ser una jefa exigente
En 2018, López Obrador llegó a la presidencia con una victoria contundente y ella se convirtió en la jefa de gobierno de Ciudad de México. Pronto se ganó la fama de ser una jefa rigurosa.
“Uno no llegaba a sus reuniones para decirle ‘lo estoy trabajando’”, dijo Soledad Aragón, exintegrante del gabinete de Sheinbaum. Cuando entraba a una sala de juntas, dijo Aragón, todos se incorporaban.
La jefa de gobierno era capaz de recordar cifras específicas semanas después de que se mencionaran en alguna reunión, dijo Aragón, quien la calificó de “brillante” y “exigente”, particularmente consigo misma. “Ha dado resultados”, añadió.
Cinco funcionarios que han trabajado con Sheinbaum y no tenían autorización para dar declaraciones en público dijeron que en ocasiones se molestaba con rapidez y gritaba a sus subordinados en frente de grupos grandes. A través de un portavoz, Sheinbaum no quiso hacer comentarios sobre esta acusación.
Sus defensores argumentan que algunas personas simplemente no tomaban bien que una mujer estuviera al mando.
“Sé que en el gobierno de repente había gente que se ofendía o que se sentía mal porque ella pegaba tres gritos”, dijo Marta Lamas, una activista feminista experimentada que ha sido cercana a Sheinbaum y su equipo. “Que si un hombre pega tres gritos no pasa nada, porque culturalmente es distinto”.
“Se lo dicen de manera crítica: ‘Es dura’”, dijo Aragón. “¿Y qué quieres? ¿A alguien suave frente a la ciudad?”.
5. Cree genuinamente en la visión de López Obrador
Durante años, la candidata ha intentado explicar cómo puede estar tan en sintonía con el presidente y al mismo tiempo ser ella misma. La respuesta, asegura, es simple: confía en él auténticamente.
En 2022, en la radio le trasladaron una pregunta de una radioescucha: “¿Por qué no optar por ser una mujer que gobierna con ideas propias? ¿Por qué no se baja del circo de AMLO?”, preguntó refiriéndose al presidente por su apodo. “¿Por qué tener el mismo discurso y las mismas palabras?”.
Sheinbaum no titubeó.
“Tú pensarás igual que otra persona y puedes no repetir, sino sencillamente coincidir en el planteamiento”, dijo. “No puedes negar lo que piensas”.