Mazatlán, Sinaloa (Reacción Informativa).- En el emblemático puerto de Mazatlán, cada vez hay menos embarcaciones dedicadas a la pesca de camarón, una tradición profundamente arraigada que enfrenta un alarmante declive. Las nuevas generaciones muestran un interés decreciente en este oficio, agravando la situación.
Aunque algunos pescadores mantienen viva esta tradición, la cantidad de tripulaciones y embarcaciones ha disminuido significativamente debido a la falta de apoyos y subsidios gubernamentales a todos los niveles. Sergio González, uno de los pocos patrones de pesca que quedan en el muelle de Mazatlán, compartió su perspectiva sobre esta labor que requiere gran dedicación y amor por el oficio.
“Es triste ver cómo estas tradiciones se desvanecen con el tiempo, pero es importante reconocer y valorar la labor de los pescadores locales”, comentó González. Explicó que una tripulación típica incluye al patrón del barco, el motorista y su ayudante, un cocinero, dos marineros y uno o dos ‘pavos’. Al ser consultado sobre el término ‘pavo’, aclaró que se refiere a los aprendices que se embarcan por primera vez.
González relató las dificultades recientes: “En las últimas temporadas hemos batallado. Antes llevaba hasta dos o tres pavos, pero muchos se bajan por el mareo y el trabajo duro. Aquí se trabaja de día y noche; la última vez me aventé seis días y seis noches sin dormir, y la tripulación dormita por minutos. Mientras ellos tengan trabajo en cubierta, yo no suelto el timón”.
El desinterés de los jóvenes es palpable. “La nueva generación no quiere este trabajo. Somos la última generación de pescadores; no hay quien quiera aprender a ser patrón, mucho menos ser motorista. Los muchachos no quieren responsabilidades. Por eso decimos en nuestro gremio que los ´pavos´ están en peligro de extinción. Hay barcos que salen sin ´pavos´ porque no hay jóvenes interesados en continuar con este oficio”, concluyó González.
La crisis en la pesca tradicional de camarón en Mazatlán no solo amenaza una fuente de sustento, sino también una rica herencia cultural y laboral, dejando en el aire la pregunta de si este centenario oficio logrará sobrevivir a los desafíos del presente.