Uno de cada cuatro adolescentes de entre 12 y 17 años padece violencia digital, en forma de mensajes ofensivos, imágenes o videos de contenido sexual, que no sólo reciben, sino que también son obligados a generarlo, advirtió Renata Díaz Barreiro.
La investigadora de Early Institute expuso la problemática durante su participación en el conversatorio virtual “Violencia digital, ¿Cómo la viven niñas y adolescentes?”, realizado el martes 5 de marzo.
“El riesgo es mayor para las mujeres adolescentes, porque el 18 por ciento de los hombres sufre esta violencia versus el 27 por ciento de las mujeres. Entonces estamos hablando de que prácticamente una de cada 3 mujeres está sufriendo esta violencia digital”, detalló la economista al referir a datos del módulo de ciberacoso del INEGI de 2022.
“Además”, añadió, “tenemos datos de un estudio que hicimos en colaboración con Fundación PAS (Prevención del Abuso Sexual) y señala que, de las imágenes o videos de contenido sexual que fueron reportadas en la plataforma Te Protejo México -se registraron 2 mil 132 reportes- el 92 por ciento fueron niñas y adolescentes y el 52 por ciento de este contenido es material autogenerado”.
De modo que no sólo los agresores entran en la vida de niñas y adolescentes, sino que también hacen que generen contenido sexual desde su casa, alertó la investigadora.
Este estudio, añadió, es público y está disponible en las redes de Fundación PAS.
El encuentro fue convocado por la plataforma Niñas 4.0 y fue moderado por la periodista Tatiana Adalid.
Por su parte Luis Ángel Hurtado, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, refirió que el 20.05 por ciento de jóvenes enfrentaron ciberacoso, según el estudio “Violencia digital contra la niñez”, del año 2023.
Este último se realizó con cuidadores de todo el País -padres, familiares o incluso personas que prestaran ese servicio-, y además de ciberbullying, detectaron que sus hijos o adolescentes de los que se encargan (10.68 por ciento) son víctima de sexting, término que se refiere a la solicitud de videos o fotos de carácter sexual y de grooming (10.16 por ciento) como se conoce al contacto que establece un adulto con menores de edad para involucrarlos en actividades sexuales.
También fueron acechados (8.07 por ciento) por medios digitales (stalked), avergonzados o humillados (8.07 por ciento) en este ámbito (shaming) o expuestos en la red (3.39 por ciento) para avergonzarle o intimidarle (doxing).
Este estudio obedeció a la preocupación por el aumento en los reportes de violencia contra los niños durante la pandemia, explicó Hurtado.
“¿A qué se debe el incremento? Partimos de dos hipótesis: la primera, a que obligamos a los niños -fue una obligación por las circunstancias- a que utilizaran dispositivos digitales, porque tenían que tomar clase, tenían que interactuar inclusive con sus amiguitos.
“Y la segunda tiene que ver precisamente a que no solamente se acercaron a la cuestión digital por la obligatoriedad, por razones escolares, sino que muchas veces los padres o los cuidadores -imagínense un contexto en el cual estábamos todos enclaustrados-, por la fatiga en cuanto a tener que hacer deberes tanto del hogar como laborales, problemáticas internas, como las económicas, y (los relativos) a los niños, sentían presión y muchas veces los padres le daban un artefacto al menor para decir: ‘Dame 10 minutitos para ya estar tranquilo y olvidarme de la realidad'”.
Los cuidadores, observó Hurtado, consideran las tecnologías digitales como un distractor o como un juguete.
Si a un niño se le explica, por ejemplo, qué es el grooming, podrá identificarlo en aplicaciones como la plataforma de videojuegos Roblox, donde interactúan con extraños que pueden solicitarles sus datos, apuntó, por su parte, Irene García, de Paternidad Digital.
“Tenemos que crear este involucramiento. Somos otra generación, pero no somos ajenos; tenemos que estar al lado de nuestros hijos. Somos los filtros de lo que consumen en la pantalla”.