“Esperamos una temporada seca, muy complicada con condiciones favorables para el incendios y tenemos que estar atentos a las posibilidades del desarrollo de ondas de calor”, indicó Zavala.
La mayor parte del País se encuentra en una condición anormalmente seca, incluido el centro del País y el Valle de México, influido por el fenómeno de El Niño, asociado al calentamiento, explicó.
“Cuando hay condición del Niño, las precipitaciones en el centro de México están un poco por debajo del promedio”, señaló Zavala.
Con más calor aumenta la irradiación ultravioleta con riesgos para las personas, se reducen las nubes y hay más condiciones para producir contaminación por ozono, agregó Zavala.
El investigador del ICAyCC, Víctor Almanza, planteó que el crecimiento urbano de la Ciudad multiplica las fuentes emisoras de contaminación.
“La tasa de crecimiento territorial se ha incrementado tres veces más rápido que el crecimiento poblacional”, apuntó Almanza.
Esto cambia usos de suelo que eran áreas verdes y se urbanizan, lo cual demanda más transporte y vehículos, que son la principal fuente de las emisiones contaminantes, añadió.
“Las emisiones que tenemos de todo el complejo industrial de Tula también pueden influir en el régimen químico regional”, subrayó Almanza.
En tanto, las fugas de gas LP son un problema sin una política pública de atención, señaló el investigador del ICAyCC, Ricardo Torres.
“Tiene más de 20 años que se (detectó) el problema de las fugas de gas LP en el aire y sigue siendo muy fuerte”, precisó.
Eso retiene en la atmósfera concentraciones evaporativas de propano, un compuesto del gas LP, indicó Torres.
En la Ciudad se generan micropartículas o aerosoles, cuyo comportamiento cambia en el curso del día, en función de la química en la atmósfera, planteó la especialista de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), Olivia Rivera.