Un equipo de cirujanos de Nueva York informó el jueves que había realizado el primer trasplante del mundo de un ojo entero en un procedimiento descrito como un gran avance médico, aunque todavía no se sabe si el paciente recuperará realmente la vista.
La innovadora operación consistió en extraer parte de la cara y todo el ojo izquierdo de un donante e injertarlos en el receptor: un operario de 46 años que sobrevivió a una descarga eléctrica de 7.200 voltios en junio de 2021, cuando su cara tocó un cable con corriente.
Aaron James sufrió graves lesiones, como la pérdida del ojo izquierdo, el brazo izquierdo dominante por encima del codo, toda la nariz y los labios, los dientes delanteros, la zona de la mejilla izquierda y la barbilla hasta el hueso.
Fue referido a NYU Langone Health, centro médico líder en reconstrucción facial, que llevó a cabo la intervención el 27 de mayo.
Trasplantar un ojo entero ha sido durante mucho tiempo el santo grial de la ciencia médica, y aunque los investigadores han tenido cierto éxito en ratones, a los que han devuelto la visión parcial, nunca antes se había realizado en una persona viva.
“El mero hecho de que hayamos logrado el primer trasplante de ojo completo con cara es una hazaña tremenda que muchos han creído imposible durante mucho tiempo”, declaró Eduardo Rodríguez, que dirigió la operación, de 21 horas de duración, en la que se utilizaron guías de corte en 3D específicas para cada paciente.
“No podríamos haber pedido un paciente más perfecto”, añadió.
Aunque el ojo izquierdo trasplantado ha mostrado signos de buena salud, incluido el flujo sanguíneo directo a la retina, encargada de recibir la luz y enviar imágenes al cerebro, no es seguro que James recupere la vista.
James, cuyo ojo derecho permanece intacto, fue considerado un candidato ideal porque su necesidad de un trasplante facial significaba que necesitaría fármacos inmunosupresores a pesar de todo, lo que hacía favorable el cálculo riesgo-beneficio, aunque sólo le confiriera un valor cosmético en lugar de la vista.
“Estoy muy agradecido con el donante y su familia, que me han dado una segunda oportunidad de vivir en un momento de gran dificultad. Espero que la familia encuentre consuelo sabiendo que parte del donante vive conmigo”, dijo James, que regresó a su Arkansas natal en septiembre para estar con su esposa y su hija.
Aún tiene que volver a Nueva York para las citas mensuales de seguimiento, y tiene la opción de volver a trabajar en el futuro como responsable de seguridad para trabajadores de líneas de alta tensión.