“L I B R E S”. Esta fue la palabra que decenas de personas vestidas de negro y con veladoras en la mano formaron sobre la explanada del palacio de Bellas Artes a manera de protesta pacífica para exigir un alto a la violencia contra los animales en todos los ámbitos: desde su explotación y malos tratos en la industria de los alimentos, hasta los zoológicos del país que no aportan las condiciones necesarias para la conservación y preservación de las especies que albergan.
Este histórico evento, realizado por primera vez en la Ciudad de México, reunió a más de 25 organizaciones que luchan por los derechos, justicia y respeto de los animales. Entre las asociaciones participantes destacan: AnimaNaturalis, The Humane League, Mercy For Animals, Va por sus Derechos, Animal Rebellion, Anonymous for the Voiceless y Animal Heroes.
“Hemos formado esta coalición para alzar la voz por los animales e invitar a todo México a que se sume”, dijo Carmen Quintana, de Mercy For Animals, a Aristegui Noticias.
Quintana expresó que el panorama para los animales en México “es terrible” y los ejemplos sobran: El caso Scooby, perrito arrojado en un cazo de aceite hirviendo; la mutilación de un gato en Puebla; el atropellamiento intencional de tres perros en esa misma entidad; entre otros muchos casos “cada vez más frecuentes”.
“Y esto es solo lo que vemos en medios de comunicación, pero los animales de la industria alimentaria sufren todos los días y en grandes masas”, agregó.
Un ejemplo emblemático de la crueldad en la industria alimentaria, explicó, es el de las gallinas en la producción de huevo. “Las tienen en jaulas tan pequeñas que no son capaces de abrir sus alas. No son capaces de llevar a cabo comportamientos que son típicos de su especie. Conviven con gallinas que ya están muertas, incluso”, señaló.
Esto es especialmente sensible si se considera que México tiene el mayor consumo de huevo per cápita en el mundo y es el sexto productor de huevo a escala mundial, lo que nos coloca ante un escenario de maltrato gigante, según información de Igualdad Animal.
El consumo promedio de los mexicanos es de 384 huevos al año.
A las gallinas les toma alrededor de 29 horas poner un solo huevo, es decir, se requieren más de 11 mil horas de sufrimiento para abastecer el consumo individual.
Las prácticas crueles están completamente normalizadas, no solo en la producción de huevo, sino también en la de leche y todo alimento basado en productos animales, consideró Carmen Quintana.
“Ya estamos hartos y es hora de detenerlo”, enfatizó. “Los animales no son para nuestro uso. Su propósito en esta vida no es servirnos a nosotros. Ellos están aquí porque comparten el planeta con nosotros. Los seremos humanos están explotándolos de manera continua y esto tiene que parar”, subrayó.
En esa misma línea, Claudia Escorza, de The Humane League, afirmó que la industria alimentaria basada en la explotación animal “no es sostenible a nivel medioambiental”.
Lo anterior fue descrito por el periodista Martín Caparrós con una frase escrita en su libro El Hambre: “Comer carne es un alarde bestia de poder”.
¿Por qué? El escritor argentino razona que, en las últimas décadas, el consumo de carne y huevos ha aumentado significativamente, superando el crecimiento de la población.
“La ganadería ya usa el 80 por ciento de la superficie agrícola del mundo, el 40 por ciento de la producción mundial de cereales, el 10 por ciento del agua del planeta”, escribe.
En el mencionado libro, el ecologista Lester Brown plantea que la cantidad de personas que el planeta puede alimentar depende en gran medida de la dieta. Si todos consumieran como los estadounidenses, que consumen grandes cantidades de granos a través de la carne, podríamos alimentar a 2 mil 500 millones de personas. Si siguieran la dieta de los italianos, que comen menos carne y más cereales, podríamos alimentar a 5 mil millones. Y si adoptáramos la dieta vegetariana de la India, podríamos alimentar a 10 mil millones.
Sin embargo, mantener un modelo de excesivo consumo de carne en un planeta con recursos limitados significa que solo una fracción de la población puede hacerlo. Así, la carne se convierte en un símbolo de desigualdad y exclusión, ya que no todos pueden consumirla de manera sostenible.
“La carne es estandarte y es proclama: el mundo solo se puede usar así si lo usamos unos pocos. Si todos quieren usarlo igual no puede funcionar. La exclusión es condición necesaria —y nunca suficiente“, apunta Caparrós.
Lo documentado por Caparrós y las organizaciones animalistas llevan a la conclusión que compartió la integrante de The Human League: “Lo mas conveniente es un sistema basado en plantas”.
No obstante, este cambio no se dará de la noche a la mañana, debido al “nivel de arraigo del uso animal en todo tipo de industrias; tanto cosmética, alimentaria y de entretenimiento como zoológicos y acuarios”. Por lo anterior, una transformación del actual paradigma “es una meta eventual, pero actualmente trabajamos en un cambio gradual porque sabemos que hay tanto por hacer que debe hacerse poco a poco”, afirmó Escorza.
“Es importante tener en cuenta que son seres que, está demostrado, su capacidad de sentir es igual a la de humanos. Las capacidades intelectuales pueden ser debatibles. Pero, como dice la frase, no se trata de si pueden razonar, sino si pueden sentir“, concluyó.
Sentir: Una sola palabra que en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) tiene 14 significados y dominó el ambiente de la Velada por los Animales del pasado 6 de octubre.
No fueron pocos los participantes del performance que, conmovidos, rompieron en lágrimas mientras gritaban la consigna “¡Animales! ¡Libres!” después de permanecer en silencio por largos minutos con una veladora en la mano.
Sentir: lo que algunas especies de animales, además de los humanos, pueden hacer con la música.
En 2014, la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés) informó en una conferencia de prensa que el chimpancé pigmeo y los leones marinos son capaces de marcar un compás musical, lo que que podría ayudar a comprender mejor cómo evolucionó nuestro sentido musical en la historia. Es decir, sienten la música si se define la palabra como “oír o percibir con el sentido del oído”, tal como hace la RAE.
“El hecho de escuchar o de sentir un ritmo musical implica la participación de numerosas regiones del cerebro y esta capacidad compleja parece ser única para el hombre y algunas otras especies”, explicó Aniruddh Patel, profesor adjunto de psicología de la Universidad Tuft en Boston, en la conferencia anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia AAAS.
La música ha acompañado a los humanos por la mayoría de su historia y se ha utilizado para fines estéticos, narrativos, políticos, entre muchos otros. Este sábado, el artista y activista Gandhi Ramos cerró la Velada con una inédita canción escrita para exigir la liberación animal.
“Abriremos las jaulas / Tiraremos las rejas / Nuestra lucha habrá de continuar. Y tu voz / Que es la mía / Clamará por justicia / Lucharemos por tu libertad” son algunos de los versos del tema “Animales Libres”.
La libertad exigida por los activistas también incluye la de los animales encerrados en condiciones precarias al interior de los zoológicos del país. Por ejemplo, el caso de la elefante Ely, documentado por Aristegui Noticias y que ya llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Son malas condiciones. Los zoológicos tienen un enfoque incorrecto en lo que se refiere a la conservación de especies. Están en condiciones muy malas. Tienen estereotipas, lo que significa que se mueven de un lado a otro y quiere decir que están en situación de estrés muy grande“, comentó Denise Gómez, una participante de la protesta pacífica.
“A todos nos criaron pensando que los animales estaban a nuestro servicio, pero lo que tenemos que hacer es darnos cuente de que hay otras alternativas. Podemos generar otra conciencia, cambiar las cosas para nosotros y también para ellos“, reflexionó.