¿Qué son en realidad?
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México refutaron las teorías de Maussan, además de desmentir que lo enseñado en el Congreso eran seres extraterrestres.
Recordemos lo ocurrido. Maussan llevó al Congreso momias que, en su palabra, son de extraterrestres. Huesos de seres pequeños, con cabeza grande y cuencas oculares achinadas, que se encontraron en Nazca, Perú.
Lo hizo duranta una sesión pomposamente titulada Audiencia pública para la regulación de Fenómenos Aéreos Anómalos No Identificados, siguiendo las realizadas por congresistas estadounidenses junto con la NASA.
Ante el asombro, un grupo de científicos salió al paso.
Los físicos José Franco y Alejandro Frank, el biólogo Antonio Lazcano, la filósofa Gabriela Frías y Gustavo Medina Tanco, jefe del Laboratorio de Instrumentación Espacial, hablaron sobre el tema.
Franco fue contundente al respecto: “En ningún lugar se ha encontrado vida, y tampoco se ha encontrado inteligencia en el Congreso”. Para Frías, lo ocurrido en el recinto de las leyes mexicanas fue “un suceso pseudocientífico, que alude a nuestras fantasías, deseos y miedos”.
Por su parte, Lazcano ahondó: “Somos la única forma de vida conocida en el Universo; eso no quiere decir que no haya otras formas de vida en otras partes del Universo, pero tampoco quiere decir que las haya”.
Las “momias extraterrestres” de Jaime Maussan… ¿qué son realmente?
Pero, ¿qué son realmente estos cuerpos mostrados por Jaime Maussan?
Como bien explica el portal Wired, siguiendo la opinión de académicos, arqueólogos y científicos, es que son cuerpos humanos prehispánicos modificados, además de cuerpos armados con huesos de animales y humanos.
Ya en Perú se señaló estos cuerpos como falsificaciones con partes humanas reales.
Incluso, el Ministerio de Cultura del país sudamericano instó a las autoridades mexicanas a entregarles los restos arqueológicos humanos, ya que “no cuentan con los permisos para ser excavados o extraídos, tampoco para la realización de estudios o análisis”.
Lo insólito, al fin y al cabo, no son los cuerpos, sino todo el circo armado alrededor de ellos.