Las plantas, más que un simple adorno o una afición, son seres increíbles de las que podemos obtener múltiples beneficios. Se sabe que muchas plantas tienen la capacidad de tomar decisiones complejas que les ayudan a asegurar su supervivencia. Pero en la mayoría de los casos este tipo de seres vegetales tienen un factor en su contra: el hecho de no poder migrar de un sitio a otro para resguardarse de las inclemencias del ambiente. precisamos que es en la mayoría de los casos porque hay sus excepciones, como el cactus mexicano que camina y muere para poder vivir, la llamada chirinola.
¿Chirinola, un cactus que camina?
Su nombre científico es Stenocereus Eruca, que significa oruga debido a la similitud del cactus con esta larva de insecto. Esta planta, conocida comúnmente como chirinola, es un cactus endémico de Baja California Sur, único de toda la diversidad de seres cactáceos que no sigue un crecimiento vertical, sino que ha desarrollado un mecanismo para desplazarse en el terreno. En pocas palabras, la chirinola puede “caminar” a través del terreno desértico, crece de manera paralela al suelo y siempre en dirección al sol.
El tallo de esta cactácea es de color gris con algunas tonalidades verdes, es muy espinoso y llega a medir de 1 a 4 metros de largo, mientras que su diámetro va de 4 a 8 centímetros. La planta completa llega a alcanzar una longitud de 10 a 15 metros.
¿Por que la chirinola está en constante migración?
No es casualidad que el nombre científico de la chirinola sea Strenocenus Eruca, refiriéndose a la palabra en latín oruga. Pero además de su topónimo, esta especie vegetal puede llegar a vivir hasta 100 años y muere en un sitio diferente del que florece, característica por la cual ha maravillado a biólogos de todo el planeta.
La chirinola se alimenta y consigue energía no del suelo, sino de ella misma. Para conseguirlo, la planta muere de un lado y esa materia orgánica nutre a pequeñas raíces que le permiten a su otro lado sobrevivir; este fenómeno –basado absolutamente en el movimiento– es lo que ocasiona que se desplace. Una chirinola puede avanzar entre cinco y diez metros en su lapso de vida.
La parte viva de la planta puede medir hasta tres metros y mide entre cuatro y ocho cm de diámetro. En el exterior está recubierta de espinas gruesas y largas de color platinado que protegen al trozo en descomposición para que no se lo coman otras especies. Por otro lado, el extremo viviente se eleva del suelo y parece que emula el movimiento de una oruga.
Todas estas amenazas a al cactus que camina ha llevado a generar la NOM-059 SEMARNAT-2010, para proteger esta especie bajo la categoría de Amenazada y también ocupa un lugar en la Lista Roja de Especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.