El Téroque Viejo, El Fuerte, Sinaloa.- Mientras esperaba el arribo del presidente López Obrador, quien venía procedente de Sonora a Los Mochis, Sinaloa, donde iba a pernoctar para el siguiente día realizar un evento en Guamúchil; el gobernador Rubén Rocha, ya por los rumbos en la zona norte, tomó un camino de terracería que lo llevó hasta el poblado El Téroque Viejo, una comunidad indígena a orillas del Río Fuerte, que ni siquiera estaba en su agenda, mucho menos que sería recibido por las autoridades municipales.
Como otro sinaloense más, llegó hasta uno de los abarrotes de la población, donde algunos ciudadanos que lo reconocieron llegaron a saludarlo, pero otros no creían que el gobernador del estado estaba ahí, sentado en una banca esperando un “cochito” o un “cortadillo”, de esos panes exhibidos en la vitrina del abarrote y que ya tenían días en espera de su venta.
Con esa sencillez de siempre, de un hombre que nació y fue criado entre las carencias de la pobreza, aún recuerda esos viejos abarrotes que desde niño conoció en Batequitas con Don Isidro, o en la Higuerita en la casa de Liberato o tal vez con el Chito Uriarte, con tablones como mesa para despachar con una balanza de pesas y algunas verduras y pan, que le trajeron en la infancia una felicidad que aún lleva tatuada en su mente y corazón, sus orígenes.
Esas imágenes las reencontró en el Téroque Viejo, en El Fuerte, donde unas señoras de avanzada edad dejaron salir sus lágrimas, porque aún no creían que Rocha estuviera sentado a su lado y platicando de sus necesidades.
Ahí, en ese espacio del abarrote hizo el compromiso, sin que le dijeran si había presupuesto o solo sería una de las muchas promesas que habían recibido de políticos de antes. Ahí les dijo el gobernador “les voy a construir la carretera de esa que va para El Fuerte, hasta este rancho“.
Pero no fue una promesa más, ahora era una palabra empeñada del gobernador, quien desde que tomó posesión dice: “Compromiso que hago lo cumplo“, y así fue.
Hoy los habitantes de El Téroque Viejo ya tienen su carretera pavimentada, nadie la pidió, nadie hizo las gestiones, solo bastó que el gobernador Rocha fuera a la comunidad para ver cuál era su prioridad.
La carretera ya está terminada y hoy vino para inaugurarla y decirles a estas personas que también son sinaloenses: “¡Amor con amor se paga!”!