Era 3 de marzo de 2002 cuando la idea de disolver la privacidad y tomar las bases del personaje del Gran Hermano, de la novela 1984 de George Orwell, tomó por asalto a la sociedad mexicana a través de su televisor. Aquel día, Televisa estrenó su famoso reality show llamado Big Brother, el cual consistía en algo muy sencillo, pero con grandes implicaciones sociales: 12 personas –seis hombres y seis mujeres– tendrían que mantenerse aisladas del mundo por 106 días (tres meses y medio) al interior de una casa vigilada las 24 horas del día por distintas cámaras, así como por millones de televidentes y por una voz omnipresente encargada de informar a los personajes quiénes eran los nominados para retirarse de aquella casa o cuando alguien violaba las reglas del reality.
La idea fue provocativa. Desató una pasión morbosa por saber quiénes eran y qué hacían aquellas personas desconocidas que en un segundo se volvieron en el foco de la atención de miles de televidentes. Y es que los personajes – que albergaban y daban vida a aquella casa vigilada las 24 horas – se convirtieron en el espejo de los de afuera. Muchas personas llegaron a identificarse con alguno de los participantes llevándolos a votar por éstos para evitar su expulsión del programa, mientras que quienes los veían como su antítesis evitaban dar apoyos. Los participantes nunca pasaron inadvertidos.
TV Azteca, consciente del éxito de Big Brother, intentó competir con su propio reality show, La Academia, que se centraba en el talento musical.
Pero el furor de los reality shows pareció disminuir con el paso de los años. A medida que avanzaba la década de los 2010, el interés de la audiencia se desvió hacia otros formatos televisivos y plataformas en línea, relegando a los reality shows a un segundo plano. Sin embargo, como dice el dicho, “lo que fue, siempre será”. Ahora, en pleno 2023, estos programas están viviendo un renacimiento sorprendente y están dando un segundo aire a la televisión abierta.
El resurgimiento de los reality shows se ha convertido en una tendencia global, y México no es la excepción. Programas como “La Casa de los Famosos”, “Exatlón” y “MasterChef” han capturado la atención del público y se han convertido en verdaderos fenómenos de la televisión. La audiencia se ve inmersa en un mundo paralelo donde puede seguir las vidas y las relaciones de los participantes, generar vínculos emocionales con ellos y ser testigos de sus triunfos y fracasos.
¿Pero cuál es la clave de este resurgimiento? Claudia Benassini, especialista en temas de televisión restringida y plataformas digitales e investigadora de la Universidad La Salle, señala, en primer lugar, que los reality shows se han adaptado a los nuevos tiempos. Han sabido aprovechar las redes sociales y las plataformas digitales para mantener a la audiencia enganchada durante y después de la emisión del programa. Los seguidores pueden comentar, compartir y debatir sobre lo que ocurre en cada episodio, generando una verdadera comunidad en línea.
Otro factor importante en este resurgimiento es la necesidad de entretenimiento ligero que han experimentado las personas en los últimos años. En un mundo cada vez más complejo y estresante, estos programas se presentan como una vía de entretenimiento ligero y adictivo.
“Aunque pueda parecer que las audiencias se vuelven más sofisticadas y exigentes, la realidad es que un gran número de personas sigue viendo, siguiendo y opinando sobre estos programas. Esto demuestra que, aunque el formato pueda considerarse antiguo, sigue siendo exitoso y representa una oportunidad para que la televisión abierta continúe explorando con estos formatos”, dice Benassini.
Además, los reality shows son una opción rentable para las cadenas de televisión. Su formato relativamente económico y su capacidad para generar audiencia los convierten en una apuesta segura para los programadores. Los anunciantes también encuentran en estos programas una plataforma efectiva para promocionar sus productos y alcanzar a un público masivo.
La casa de los Famosos, el nuevo 24/7
TelevisaUnivision, de la mano de la productora EndemolShine Boomdog, quien estuvo detrás de Big Brother, ha lanzado “La casa de los famosos”, un nuevo reality show que sigue la exitosa fórmula del programa original. En esta versión, 13 famosos estarán aislados del mundo en una casa vigilada por cámaras y televidentes las 24 horas del día.
La especialista de la Universidad La Salle destaca que el regreso de Big Brother, ahora bajo un nuevo nombre, es una gran apuesta de Televisa para fortalecer tanto su televisión abierta como su plataforma de streaming. Las nominaciones y expulsiones se pueden ver en el canal de Las Estrellas, mientras que la cotidianidad de los participantes está disponible en una modalidad de pago por ver.
Con el objetivo de lograr el mismo impacto que hace dos décadas, la compañía ha actualizado el programa. Según la especialista, “La casa de los famosos” ha decidido incorporar personajes que pueden generar mayor controversia y rating, desde políticos hasta influencers como Wendy Guevara, quien se ha convertido en la participante que más ha llamado la atención en el programa. La inclusión de personalidades variadas y polémicas busca atraer a audiencias más jóvenes y captar su interés hacia el reality show.
Las redes sociales han desempeñado un papel fundamental en la mediatización de este reality show. Los videos y comentarios relacionados con el programa circulan ampliamente en las redes sociales, lo que permite a las personas mantenerse informadas e involucradas en las conversaciones sobre el programa, incluso si no lo han visto.
La Casa de los Famosos ha logrado convertirse en un fenómeno mediático casi de manera instantánea, algo que no se veía desde hace algún tiempo, a pesar de la presencia de programas como MasterChef o Survivor de TV Azteca.
Según la especialista, el problema con MasterChef es que, después de ver algunos capítulos, la fórmula se vuelve predecible: ver a alguien cocinar. “En un capítulo ya viste todos porque la fórmula es la misma, sumado a los constantes cambios de presentadores”, dice.
En cambio, en el caso de La Casa de los famosos, la posibilidad de observar a una persona las 24 horas del día engancha e intriga, ya que no se sabe qué sucederá ni cómo se comportan los participantes. Esta incertidumbre y dinamismo constante del programa es uno de los factores que lo hacen atractivo para la audiencia.
Según datos proporcionados por TelevisaUnivision, el día del lanzamiento de La Casa de los famosos, el 4 de junio, el programa logró una audiencia de 12.7 millones de espectadores. Además, en el domingo de expulsión, el 25 de junio, alcanzó una audiencia de 13 millones. Estas cifras son casi el doble de lo que solía registrar la final de Big Brother, que en su momento reportó 6.5 millones de espectadores.
La privacidad ¿pública?
El derecho a la privacidad se ha convertido en un tema de gran relevancia en la era digital, en el que la masificación de contenidos y las herramientas tecnológicas pueden ser utilizadas para vigilar o hackear cuentas y teléfonos. Sin embargo, La Casa de los famosos se basa en la premisa de permitir a los espectadores mirar o espiar a los participantes, lo que plantea un debate en torno a esta falta de privacidad.
Jorge Alberto Calles Santillana, académico del programa de sociología de la BUAP con especialidad en cultura mediática, análisis de audiencias y redes sociales, señala que la sociedad siempre ha sentido una fascinación por espiar o mirar a los demás, y este factor ha sido parte del éxito de programas como Big Brother y ahora La Casa de los famosos.
Sin embargo, también es importante destacar que las audiencias se sienten atraídas por este tipo de programas porque logran identificarse con algunos de los personajes. Para muchos espectadores, el reality show se convierte en algo personal o una extensión de ellos mismos. Calles afirma que muchas personas encuentran en estos programas una forma de conocerse mejor, al observar a un personaje y reconocer aspectos de su propia personalidad. La identificación con los participantes puede ser especialmente relevante para aquellos que están en proceso de resolver su identidad sexual, y en el caso de Wendy Guevara, es probable que muchas personas se vean reflejadas en ella.
“Hay mucha gente que ve en este tipo de programas como una forma de conocerse, de ver a un personaje y decir: así soy o creo que así soy”, dice Calles.
El regreso de los reality shows 24/7 por parte de Televisa podría marcar un punto de inflexión no solo en la televisión abierta, sino también en el ámbito del streaming. El formato ha sido bien recibido y adoptado por los consumidores, lo que brinda a TelevisaUnivision la oportunidad de fortalecer y diferenciar sus productos de streaming de la competencia.