Un joven que había perdido su iPhone en una visita a Hawái, lo recuperó 33 días después; el celular permaneció bajo el agua todo ese tiempo y aún funcionaba.
De acuerdo al sitio de noticias Fox 5, el teléfono aún funcionaba y reproducía el video que el propietario estaba grabando cuando se le cayó al agua. Según Apple, los modelos iPhone 14 pueden sumergirse a una profundidad de seis metros por alrededor de 30 minutos.
Pero el lugar en donde el celular fue hallado, estaba entre cuatro y cinco pies de profundidad, es decir 1.52 metros bajo el agua, durante 33 días.
Zach Siggelkow, el joven que perdió su iPhone había andando en kayak antes, pero en los lagos de Minnesota, las olas de Hawái “estaba grabando algunos aviones que se acercaban, ya sabes, aviones de la Fuerza Aérea y fue bastante bueno capturar eso”, pero cuando se acercó una ola grande “estaba tratando de luchar para encontrar mi remo, pero también tenía mi teléfono en la mano”.
En ese momento perdió su teléfono y regresó a Minnesota sin su él.
Un mes después, Karl Brookins, un científico pesquero jubilado halló el iPhone tras sumergirse en Waikiki se dio cuenta que “eso es una cosa cuadrada y había un par de gafas de sol justo al lado”.
“No esperaba que este volviera a encenderse porque estaba empezando a ponerse demasiado crujiente”.
Para quitarle la humedad, Brookins puso el celular en una bolsa con arroz y sal “por si acaso”, lo enchufó para cargar una semana después, “lo cargué y lo encendí y allí decía, 21 de diciembre ¡lo encontré el 23 de enero!”.
“Yo estaba en shock. Uno, que lo encontró obviamente. Dos, que pudo iniciar sesión en el teléfono, recuperar el video y encontrar mi dirección de correo electrónico”, dijo Siggelkow.
Para fortuna del joven, el científico jubilado le devolvió el teléfono sin ningún cargo, “simplemente lo envió lejos. Es bueno Aloha. Sabes, si él quiere enviarme el costo del envío, está bien”, dijo Siggelkow.
“El cheque está en el correo para él, ya sabes, unos cuantos dólares adicionales además del envío y manejo allí”, dijo Siggelkow. “¡Entonces, con suerte, lo entenderá pronto!”.