Mazatlán Sin (RI Noticias).- El Secretario del Ayuntamiento de Mazatlán, Moisés Ríos Pérez descartó que el cierre de comercios y el cambio de horarios de algunos otros se debe a la crisis de seguridad por la que para Mazatlán, ya que argumentó que de viva voz, de algunos empresarios, la decisión es porque en ciertos horarios no llega clientela; pero, ¿por qué no llega la clientela?
“Ayer ellos nos decían, y es palabra de los empresarios que ellos han hecho cambios de horarios, pero tiene que ver con la demanda, ósea ellos mismos, a ver estamos rediciendo porque a esa hora ya no me llega gente, no lo ligaron o no lo comentaban así” (al tema de inseguridad), dijo.
Asimismo, el funcionario municipal dijo que el Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa (CODESIN) comentó que en algunas ocasiones los negocios que han tenido que “bajar cortinas” es porque no han tenido éxito en sus giros, es decir ventas y quizás por la ubicación.
Confía que Carnaval “vuelva a la vida”, a Mazatlán
Ríos Pérez señaló que con la llegada de la máxima fiesta porteña, el Carnaval Internacional de Mazatlán 2025, se proyecta un incremento en la actividad hotelera y restaurantera, tal y como sucedió en actividades pasadas como la Viña Navideña.
“Estamos esperando el Carnaval con ansias, también dicho por ellos, y nosotros respaldamos que el Carnaval va a ser una oportunidad de dar un salto en expectativa de ocupación en actividad y en turismo, Mazatlán vive del turismo”, señaló.
Para entender:
Desde hace algunos meses, la capital sinaloense, Culiacán, se convirtió en el epicentro de una ola de violencia que no cesa en Sinaloa, los hechos de alto impacto han traspasado fronteras municipales y ha llegado a Mazatlán; derivado de esto, algunos comercios han tenido que cerrar sus puertas, cambiar de ubicación o incluso hasta reducir sus horarios de atención, tal es el caso de un reconocido restaurante que también se encarga en la producción y venta de pan.
Este negocio anunció la tarde-noche de ayer la disyunción operativa de sus restaurantes no solo “limitando” al consumidor, sino con la incertidumbre si el personal que labora pueda ser reacomodado, rotado o simplemente despedido, lo que sería otro duro golpe a la economía de las y los mazatlecos.