Cada 2 de febrero se lleva a cabo la celebración de La Candelaria, una tradición que, con base al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se remonta a la época prehispánica en México, cuando los aztecas y mayas celebraban la llamada fiesta de la luz, para la cual elaboraban distintos tipos de tamales.
El sincretismo que se originó con la llegada de los españoles al país, conjunto la conmemoración prehispánica con la celebración cristiana de la presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén
La unión de estas celebraciones se convirtió desde entonces en la oportunidad para que familias de todo el país se reúnan para degustar tamales, un alimento imprescindible en esta celebración que con base al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), son uno de los platillos más populares y que más se consumen en México.
Consistentes en una masa de maíz envuelta en hojas de esta misma planta o plátano y rellenos de una infinidad de ingredientes que combinan carne, verduras, salsas e incluso frutas a las que no solo cada estado sino cada región le da su toque personal, los tamales se convirtieron en esta fecha en una manera de conectar con la fe, pero también con nuestras raíces y cultura.
La palabra “tamal” proviene del náhuatl “tamalli”, que significa “envuelto” y por extensión envuelto en hojas, que según los historiadores, los tamales se originaron en Mesoamérica, específicamente en la región que comprende a México y Guatemala, alrededor del 5 mil antes de Cristo.
En la época prehispánica, los naturales de la región, como los olmecas, mayas y aztecas, utilizaban la masa de maíz para preparar diferentes tipos de alimentos; sin embargo, además de las tortillas, los tamales son un alimento “vivo” en nuestra gastronomía.

Desde entonces los tamales se elaboran con masa de maíz y se rellenaban con gran variedad de ingredientes como carne de puerco, pollo y pescado; en Hidalgo, acompañados por una extensa variedad de salsas, aunque las más tradicionales son la verde, roja y mole; no obstante, en diversos municipios, en especial los ubicados en la zona serrana y huasteca, además del Valle del Mezquital, es habitual la inclusión de carnes exóticas, además de verduras y frutas.
En estas regiones del estado la elaboración de los tamales es un proceso laborioso que reúne a las familias quienes preparan la masa de maíz, desde el nixtamal, para después agregar condimentos como sal, chile y especias.
Luego, se rellenan las hojas con la masa y los ingredientes deseados, y se envuelven y se amarran con tiras de hoja de maíz.
Con la llegada de los españoles, la elaboración de los tamales tuvo diversas variantes, ya que se introdujeron nuevos ingredientes e incluso se utilizaron diferentes tipos de harina, como la de trigo.

Sin embargo, la esencia de los tamales se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, y sigue siendo un platillo tradicional y emblemático de la cocina mexicana.
En la actualidad, la tradición de preparar tamales en la Candelaria se mantiene viva a lo largo y ancho de México, donde desde las cocinas de abuelas y madres las recetas y la sazón se mantiene viva de generación en generación.
La tradición de preparar tamales en la Candelaria se ha extendido a diferentes partes del mundo y en muchos países, se pueden encontrar restaurantes y tiendas que venden tamales y otros platillos típicos mexicanos.
A pesar de que la tradición de preparar tamales en la Candelaria se ha mantenido viva, es importante recordar que esta celebración tiene un significado más profundo, ya que es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra fe y nuestra espiritualidad, y para recordar la importancia de la familia y la comunidad.
La próxima vez que prepares tamales en la Candelaria, recuerda la importancia de esta tradición y la conexión que tiene con nuestra cultura y nuestra historia.