De la juventud se pueden decir muchas cosas, la mayor parte de la gente la recuerda en su adultez como una de las mejores y más felices etapas de la vida; no obstante, este grupo de la sociedad experimenta diversas dolencias y tipos de violencia que pueden terminar con la exclusión social o con incluso su asesinato.
Expertos como el doctor Diego Armando Hernández Cruz, formado en Ciencias Sociales por parte de la Universidad Autónoma de Nayarit, han trabajado en torno al tema del juvenicidio, uno de los flagelos modernos a los que se enfrenta México y que en muchos casos está relacionado con el crimen organizado.
El especialista forma parte de las personas que estudia la precarización de los jóvenes y las sistematiza para dar sustento a investigaciones científicas que tiene el fin de entender estos fenómenos y así se puedan generar políticas públicas que tiendan la mano a las víctimas en el país y en América Latina, región clave para entender el concepto de juvenicidio.
¿Qué significa juvenicidio, una definición de la moral que ignora a las víctimas?
En entrevista con Shío López a través del Heraldo Radio Tepic, Hernández Cruz asegura que la muerte de los jóvenes ha sido un factor del que se ha tomado conocimiento a lo largo de los años durante la guerra contra del crimen organizado.
Destaca que el concepto de juvenicidio para referirse a la muerte violenta de este sector de la población permite comenzar a dar a luz a un problema que estructural que se viene arrastrando en el país desde los años 70 y se vino a recrudecer en 2006.
Esta última fecha es relevante porque significó el inicio de la guerra contra de las drogas, lo cual vino acompañado de la precarización de las vidas de los jóvenes, el despojo de tierras, la violencia policial y la intensificación de las muertes juveniles.
Los juvenicidios en México: un flagelo ligado al crimen organizado
El experto asegura que a esto se debe aunar la falta de oportunidades que deja a los jóvenes a merced del crimen organizado, el cual suele captarlos con la promesa de acabar con la precarización de las vidas de estas víctimas y hacer el trabajo de las instituciones gubernamentales, a cambio de tomar armas de fuego y defender los intereses de un cartel.
“Los jóvenes ven en el narcotráfico una ruta para mejorar sus condiciones de vida, aunque vaya la vida de por medio”.
La exclusión social, la falta de recursos, el asesinato de algún familiar que era su sostén económico y la imposibilidad de entrar a la fuerza de trabajo con condiciones mínimas para poder sostener un hogar es lo que lleva a los jóvenes a aceptar el trato y volverse sicarios, operadores o fuerza de trabajo para los narcos.
“La estrategia de combate ha sido errónea debido a la polarización de querer dirigir la batalla entre buenos y malos, cosa que a todos nos afecta y absolutamente nadie se salva. No hay claridad en el combate, se aprecia la fuerza que se ha dado a las instituciones de seguridad, pero no se ha atendido el contexto de los jóvenes”, dijo.
Las muertes de jóvenes y el juvenicidio: un concepto de José Valenzuela
El especialista dejó claro que, la categoría de juvenicidio surge a partir de los análisis del feminicidio planteado por el investigador José Valenzuela Arce, investigador del Colegio de la Frontera Norte.
Los estudios que se han hecho en torno a este fenómeno arrojan que el juvenicidio se refiere a cierto tipo de jóvenes, los que viven con la precarización de las vidas, con dificultades económicas, salud, racializado, de estratos pobres.
Todos estos factores logran que sus muertes sean vistas como hechos justificables y que para muchos sean vistas como muertes de personas sin rostro, que no importan.
Ayotzinapa, el juvenicidio y las vidas precarias en América Latina
El investigador indicó que el problema reside en que, en lugar de buscar brindar justicia para estas personas, lo que hacen las instituciones gubernamentales es seguir la narrativa de que el asesinato de estas víctimas está relacionado con hechos que ellos mismos buscaron.
“Las muertes que ocurren en este contexto van quedando en el olvido, un ejemplo es el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa quienes con el paso de los años han sido criminalizados”, dijo.
Casos como este, en el que los jóvenes son vistos como descartables son vistos en toda América Latina, debido a la precarización de las vidas, la falta de estrategias a favor de este sector de la población, así como de una carga simbólica negativa que se mantiene en las administraciones locales.