En Ayotzingo, municipio de Chalco, en Estado de México, cerca del volcán Popocatépetl, hay un rancho que perteneció a Arturo Beltrán Leyva. A casi 14 años de que el narcotraficante fue abatido por la Secretaría de Marina (Semar), el lugar no ha sido asegurado por las autoridades y se cree que ahí fueron enterrados millones de dólares y algunos cadáveres.
Mientras otras propiedades del narcotraficante, apodado El Jefe de Jefes, se han subastado por el Gobierno federal, este rancho de unos 15 mil metros cuadrados está abandonado.
En 2011 fue asegurado, pero después quedó en el olvido. Al paso de los años, la naturaleza lo ha devorado y ha sido saqueado.
El inmueble se ubica en una zona muy alejada de la urbanización, a unos 34 kilómetros de Morelos.
No se observan casas ni sembradíos; solo cerros y caminos de terracería. Era el lugar perfecto para que uno de los criminales más sanguinarios de las últimas décadas se escondiera.
El equipo de Despierta recorrió este lugar, al que muy pocas personas han llegado, y encontró excavaciones conocidas como “caletas”, donde alguna vez fueron escondidas montañas de billetes. Incluso, todavía hay bolsas de plástico con cierre hermético, donde se guardaba el dinero antes de enterrarlo.
Cuando las autoridades exploraron este rancho, en 2011, un testigo protegido de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) les informó que ahí habían sido enterradas varias víctimas de los Beltrán Leyva, a quienes ahogaban en una pileta.
A un kilómetro de distancia construyeron una casa de descanso, de unos 8 mil metros cuadrados, donde dormía el El Jefe de Jefes y sus cómplices; actualmente no hay portón, ventanas ni piso, todo se lo han robado.
El inmueble pudo haber lucido como otro rancho de los Beltrán Leyva en Xochitepec, Morelos, valuado en unos 150 millones de pesos.
A poco más de 13 años del abatimiento de Arturo Beltrán Leyva, 11 de sus propiedades quedaron en manos del Gobierno de México, pero se cree que existen al menos otros 2 que han sido totalmente olvidados.